etapas llamado Hutle I alcanzando hasta 120 mil
metros.
Finalmente, en 1972, el programa de Cabo Tuna
por parte de la Universidad Autónoma de San
Luis Potosí (UASLP) intento reiniciar sus
actividades con la serie “Filoctetes”, que a la
postre serían los últimos cohetes que se lanzaran
en dicho programa. Al suspenderse el trabajo de
lanzamientos de cohetes experimentales,
continúo consolidándose los grupos de
investigación que existen en el país [10].
Pese a los desarrollos efectuados en México
sobre cohetes experimentales con anterioridad,
reanudar dichas actividades e investigaciones es
difícil, debido a la escasa información disponible
con la que contamos en nuestro país.
Por tal motivo, se recurrió a una extensa
investigación del estado del arte sobre estos
vehículos con asesoramiento de miembros de
“Tripoli Rocketry Association”, en la cual se
obtuvieron certificaciones en cohetería de alta
potencia para el diseño, construcción y
lanzamientos.
En este documento se muestra el diseño y
construcción de un cohete experimental
educativo, el cual tiene la misión de transportar
un satélite tipo CanSat, es decir, una réplica de un
sistema espacial integrado en el volumen de una
lata de refresco. El concepto de CanSat fue
introducido a finales de la década de 1990 por el
profesor Robert Twiggs de la Universidad de
Standford [11], proviene de sus características
donde su tamaño, no supera una lata de refresco
y es lanzado con un cohete, dron o globo
aerostático a una altitud aproximada de un
kilómetro, de allí Can es de lata y Sat de satélite,
por sus siglas en inglés [12].
En contraste con los cohetes que son lanzados al
espacio, el que aquí se plantea solo alcanzará una
determinada distancia con respecto al nivel del
mar, esto depende de la clasificación del
combustible que se utiliza. De igual manera la
materia prima con la que se manufactura y el
diseño aerodinámico de dicho cohete tiene su
papel importante. Para el diseño se utiliza el
software Openrocket, que es un simulador de
cohetes de código abierto, que permite crear
diseños detallados de cohetes y simular el vuelo
de los mismos en diversas situaciones, como
diferentes condiciones climáticas, altitudes y
ángulos de lanzamiento, permitiendo realizar
ajustes y mejoras en sus diseños antes de la
construcción y lanzamiento real.
La finalidad de la construcción de este cohete
experimental es generar experiencia a pequeña
escala en el ámbito de la ingeniería aeroespacial
en estudiantes mexicanos. Por otro lado, existe
un gran interés por parte de la Agencia Espacial
Mexicana (AEM), en el Programa Nacional de
Actividades Espaciales 2020-2024 se tiene
contemplado a mediano y largo plazo desarrollar
talento mexicano en la tecnología en el ramo de
la cohetería debido a que existen 2 puntos en
México para poner un puerto espacial como lo es
Chihuahua y Baja California. Por ello, estar
preparando a estudiantes y desarrollando nuevas
técnicas de diseño y construcción apoyará
enormemente, no solo contar con recurso
humano calificado, sino también en un futuro
contar con cohetes mexicanos. En este proyecto
los aspectos que se contemplan serán físicos,
matemáticos, químicos, entre otros. Los
estudiantes encargados de trabajar en este
proyecto no tenían conocimiento sobre los
cohetes experimentales, ya que sus carreras no
son en ciencias espaciales, sin embargo, el interés
sobre esta temática es grande, por lo que en un
verano científico se prepararon de forma teórica
y práctica sobre la metodología de
implementación de una misión con un satélite
tipo CanSat con múltiples sensores que será
lanzado a la atmósfera a bordo de un cohete
experimental, considerando el proceso del
diseño, simulación, selección de materiales y
combustible adecuado.