Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (4): 331-338.
2 ISSN 2594-1925
1. Introducción
En fluidos que se someten a incrementos de
temperatura o reducción de la presión dará como
resultado un cambio de fase de líquido a vapor.
Convencionalmente en fluidos en reposo, la
ebullición es el resultado de incrementar la
temperatura a presión ambiente, mientras que, en
el flujo de fluidos, la cavitación es el efecto del
cambio de fase a temperatura ambiente a través
de la caída de presión por debajo de la presión de
vapor [1]. La formación de burbujas de vapor en
el seno de un líquido se conoce con el nombre de
cavitación, este fenómeno ocurre, cuando el flujo
es acelerado debido a cambios abruptos en la
geometría del sistema. Esta aceleración en el
flujo ocasiona que la presión local en el líquido
“P” disminuya por debajo de la presión de vapor
“Pv” (P < Pv) y, por lo tanto, el fluido cambie de
fase a una temperatura constante T = cte [1-3],
está anomalía en el seno del fluido, está definida
por el diagrama de fase sólido, líquido y vapor de
una substancia a diferentes temperaturas. La
cavitación se presenta en múltiples sistemas
ingenieriles tales como son, sistemas hidráulicos
de potencia, transportes marítimos, sistemas
defensa, turbinas hidráulicas, bombas
centrífugas, válvulas, sistemas de inyección de
combustible, sistemas aeronáuticos y
aeroespaciales, etc., de tal manera que, si en el
flujo se genera la cavitación desarrollada, esta
tendrá efectos negativos, tales como son ruido,
vibraciones, alteración del patrón de flujo,
erosión y daño estructural [1-5]. Sin embargo, en
algunos casos particulares, este fenómeno físico
puede tener un efecto extremadamente positivo
en la reducción del arrastre, como es en el caso
de la súper cavitación, σc < 1, en cuerpos que se
mueven naturalmente en condiciones de súper
cavitación, Martin [6], en este caso, la creación
de una súper cavitación ventilada alrededor de un
submarino ofrece la oportunidad para
incrementar la velocidad del vehículo, así como
la reducción del arrastre de aproximadamente 90
% [7]. Esto hace que la cavitación sea un
problema sumamente importante y complejo en
el diseño y la operación de los diversos sistemas
en donde debe ser controlada y estudiada, un
ejemplo de ello, se tiene con Boris [8], en donde
realiza un estudio numérico de la periodicidad de
la cavitación en un tubo Venturi en 2-D, y debido
a la complejidad del fenómeno, acopla diversos
modelos de turbulencia para poder caracterizar el
comportamiento de la velocidad del flujo, la
variación de la presión en la pared del tubo y las
fluctuaciones de la presión.
Otros trabajos como el de Jean-Pierre [9], han
demostrado que la caída de presión en el líquido
está relacionada con factores de la hidrodinámica
del flujo y las propiedades físicas del fluido,
siendo las más importantes, geometría, esfuerzos
de cortante, golpe de ariete, rugosidad de las
paredes y cuerpos solidos inmersos. La
cavitación está caracterizada por el Número de
Cavitación o de Thoma “σ” [1, 2, 3, 10, 11], este
número adimensional es utilizado para
determinar el tamaño de la cavitación, ver
ecuación 1.
(1)
Donde “P1” es la presión absoluta de referencia
en Pascales, “Pv” es la presión absoluta de vapor
del líquido en Pascales, “ρ” es la densidad del
fluido en kg/m3 y “U” es la energía cinética del
flujo en m/s. De acuerdo con la magnitud de σ
Jean-Pierre [9] clasificaron a la cavitación en
incipiente y desarrollada. La cavitación
incipiente es el límite entre el flujo con cavitación
y sin cavitación, mientras que la cavitación
desarrollada implica la permanencia y extensión
de la nube de cavitación en conjunto a una caída
de presión significativa. Así también,
establecieron las condiciones de “no cavitación”
dadas por la relación σV > σVI, donde “σV” es el
coeficiente de cavitación a cualquier Reynolds
“Re”, y “σVI” es el coeficiente de cavitación
incipiente.
Del estudio de visualización de la cavitación en
un Venturi realizado por P. Tomov [10], sabemos
que este trabajo experimental se realizó en tres