agentes o instituciones, por su situación
presente y potencial (situs) en la estructura
de distribución de especies del poder (o
capital) cuya posesión ordena el acceso a
ventajas específicas que están en juego en el
campo, así como por su relación objetiva con
otras posiciones (dominación,
subordinación, homología, etcétera.) [20, p.
150].
La estructura que compone cada uno de los
campos resulta dinámica debido al cambio en la
distribución de capitales producto de las luchas
entre los agentes que se encuentran en él, en este
“juego” como lo denomina Bourdieu [23], los
agentes buscan apropiarse de un volumen cada vez
mayor de un capital específico, acorde al campo
que se trate, que les permitan existir y ubicarse en
una posición determinada en el campo
correspondiente, y a su vez, estar en disposición de
dominarlo, es por estos constantes cambios en su
estructura que la delimitación de un campo es
complicada y puede ser solamente determinada
por una investigación empírica que permita
analizar hasta dónde se pueden encontrar los
efectos del campo sobre los agentes [21].
De acuerdo con Bourdieu y Wacquant [20] existen
cuatro tipos de capital primarios los cuales se
dividen en: capital económico, capital social,
capital cultural y capital simbólico, los capitales
pueden ser conceptualizados como “instrumento
de apropiación de las probabilidades teóricamente
ofrecidas a todos” [22, p.103]. Cada capital integra
un tipo de recurso en especial, por ejemplo,
recursos económicos como el dinero, recursos
culturales como diplomas o títulos universitarios o
recursos sociales como relaciones sociales y
recursos simbólicos propios de los agentes como
el prestigio o el gusto, etc. [24].
El valor de cada uno de estos capitales es
determinado por el campo mismo, conforme los
cambios que se generan por las luchas al interior
de él, se generan variaciones que ocasionan
cambios de valor en los capitales de un mismo
campo a lo largo del tiempo y entre campos
distintos, por ende, se hace evidente la relación
entre capital y campo, la lógica que subyace la
acumulación de capital es permitirles a los
agentes introducir un cambio en la dinámica del
campo a través de esta lucha, con la finalidad de
adquirir poder sobre el campo y sus reglas [20].
En resumen, la relación sistemática entre
habitus, campo, y capital, como productores de
las prácticas constituye una forma de concebir
y explicar partes del mundo social y/o campo en
donde esta estructura teórica sea aplicada.
No solamente las prácticas forman parte de los
estilos de vida, el autor expone que, en su
origen, el gusto participa activamente, ya que el
habitus genera y clasifica los signos distintivos
a través de él, lo que lleva a Bourdieu a
calificarlo como el “operador práctico de la
transmutación de las cosas en signos distintos y
distintivos…” [21, p. 174], desde esta
perspectiva, el gusto es el discernimiento entre
la parte intelectual y la parte sensitiva que en
conciliación logran definir a los agentes [21].
Por tal razón es posible encontrar a partir del
gusto características posibles de ser asociadas a
cada agente y que éste suministra a manera de
información, ya sea de forma consciente o
inconsciente.
El gusto como “propensión y aptitud para la
apropiación (material y/o simbólica) de una
clase determinada de objetos o de prácticas
enclasadas y enclasantes, es la fórmula
generadora que se encuentra en la base del
estilo de vida” [21, pp. 172 – 173], a través del
gusto es posible expresar en cada uno de los
bienes materiales (mobiliario, casa, etc.) y
prácticas (forma de hablar, caminar, etc.) una
misma intención. A partir de lo anterior se
entiende que el gusto lleva la elección de
objetos materiales (físicos) y prácticas de los
agentes hacia el espacio de signos distintivos e