Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 3 (1): 10-22
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Universidad Autónoma de Baja California ISSN 2594-1925
Volumen 5 (1): e206. Enero-Marzo, 2022. https://doi.org/10.37636/recit.v5n1e206
ISSN: 2594-1925
1
Articulo de investigación
Caracterización del estilo de vida a partir del consumo de energía eléctrica y
las prácticas proambientales de los hogares de la ciudad de Mexicali, B.C.
Characterization of the lifestyle based on the consumption of electrical energy and the pro-
environmental practices of households in the city of Mexicali, B.C.
David Alejandro Becerril 1, Judith Ley García 2
1Facultad de Arquitectura y Diseño, Universidad Autónoma de Baja California, Boulevar Benito Juárez S/N, Unidad Universitaria,
21280 Mexicali, Baja California, México
2Instituto de investigaciones sociales, Universidad Autónoma de Baja California, Boulevard Benito Juárez S/N, Unidad Universitaria,
21280 Mexicali, Baja California, México
Autor de correspondencia: David Alejandro Becerril, Facultad de Arquitectura y Diseño, Universidad Autónoma de Baja California, Boulevar Benito
Juárez S/N, Unidad Universitaria, 21280 Mexicali, Baja California, México. E-mail: becerrild@uabc.edu.mx. ORCID: 0000-0002-1132-4524
Recibido: 21 de octubre del 2021 Aceptado: 21 de enero del 2022 Publicado: 07 de febrero del 2022
Resumen. - Los estados de la frontera norte de México destacan por los elevados niveles de consumo de energía eléctrica, sobre
todo los que se ubican en zonas áridas donde existe la necesidad de utilizar aparatos de climatización, a razón de que un habitante
de esta zona consume tanta energía en un mes de verano como el resto de los usuarios del país consume en un año, tal es el caso
de la ciudad de Mexicali, B.C. la cual presenta una estructura singular y compleja de consumo eléctrico producto de aspectos
relacionados con su contexto fronterizo y climático que se refleja en un impacto económico, social y ambiental producto de la
manera en la que se consume la energía eléctrica, sobre todo en los meses de verano. Por lo anterior, resulta importante investigar
sobre formas para reducir el consumo de energía eléctrica en la ciudad. Como respuesta a la problemática, se han realizado
algunos estudios que observan el fenómeno desde dos perspectivas, una relacionada con los aparatos que utilizan energía eléctrica
y otra relacionada con los usuarios, desde esta perspectiva destacan los estudios que han indicado que existe una clara relación
entre los estilos de vida y el consumo de energía eléctrica así como las prácticas proambientales de los hogares, de tal manera
que este trabajo se centra en este aspecto. Para lograr lo anterior, se utilizó un acercamiento de corte cuantitativo a través de un
cuestionario aplicado a 273 hogares de Mexicali. Entre los principales resultados se encontró que existen tres tipos de estilos de
vida. En cada estilo de vida existe un interés similar pero diferenciado tanto por el ahorro de energía eléctrica como por las
prácticas proambientales. El comportamiento del usuario al utilizar los aparatos eléctricos es clave en las prácticas de ahorro de
energía que se realizan en los hogares. Existe un gran desconocimiento acerca del consumo eléctrico y poca participación en los
programas de ahorro de energía eléctrica en los hogares analizados.
Palabras Clave: Estilos de vida; Sustentabilidad; Consumo de energía eléctrica.
Abstract. - The states of the northern border of Mexico stand out for their high levels of electricity consumption, especially those
located in arid areas where there is a need to use air conditioning devices, it's remarkable that in some cases an inhabitant of this
area consumes as much energy in a summer month as the rest of the country's users consume in a year, such is the case of the city
of Mexicali, B.C. which presents a unique and complex structure of electricity consumption product of aspects related to its border
and climate context that is reflected in an economic, social and environmental impact product of the way in which electricity is
consumed, especially in the months of summer. Therefore, it is important to investigate ways to reduce electricity consumption in
the city. As a response to the problem, some studies have been developed to observe the phenomenon from two perspectives, one
related to electronic devices and the other related to users, from this perspective, stand out studies have indicated that there is a
clear relationship between consumption of electrical energy, pro-environmental practices, and the lifestyles, in a such a way that
this work focuses on this aspect. To achieve this, a quantitative approach was used through a questionnaire applied to 273 homes
in Mexicali. Among the main results, it was found that there are three types of lifestyles. In each lifestyle, there is a similar but
differentiated interest both in saving electricity and in pro-environmental practices. User behavior when using electrical devices
is key to energy-saving practices in homes. There is a great lack of knowledge about electricity consumption and few participation
in electricity-saving programs in the households analyzed.
Keywords: Lifestyle; Sustainability; Electrical energy consumption.
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1. Introducción
El tema de la energía se encuentra estrechamente
ligado con el desarrollo de los países y la
protección del medio ambiente, ambos temas
globales, en este sentido, la energía es considerada
el motor del crecimiento económico de las
naciones, y a la vez, su producción es una de las
principales causas de la degradación del medio
ambiente a nivel global [1].
La energía tradicionalmente ha sido aprovechada
por el hombre para alimentar todo tipo de
máquinas y equipos producto de los avances
tecnológicos, tal es el caso de la energía eléctrica
que en la actualidad se integra de diversas formas
a muchos aspectos de la vida diaria, por una parte,
representa fuerza de trabajo y producción (al
transformarla en fuerza motriz de máquinas y
equipo), por otra parte, facilita el llevar a cabo
algunas tareas (por ejemplo, en los hogares facilita
las tareas domésticas y permite llevar a cabo
actividades de recreación) y en específico, en
lugares con climas extremos se puede considerar
como un recurso que permite lograr condiciones de
confort adecuado para que los habitantes de estos
lugares lleven a cabo sus actividades cotidianas [2,
3]; por lo tanto, es posible considerar que la
sociedad contemporánea basa gran parte de sus
actividades cotidianas en el uso de la energía
eléctrica.
Debido a lo anterior, se prevé que a nivel
internacional el consumo de energía eléctrica
aumente en promedio 2.7% de manera anual
durante las dos primeras décadas del presente
siglo, ante tal escenario se reflexiona sobre las
consecuencias del uso inadecuado del recurso
energético, por una parte, el impacto al ambiente
afectando la calidad del aire, el agua y la tierra
debido a que la energía eléctrica es producida
principalmente a partir de recursos fósiles y
limitados como el carbón, gas natural y derivados
del petróleo, por otra parte, mantiene una estrecha
relación con aspectos económicos puesto que la
variación en el precio de estos recursos
limitados repercute en el precio de la energía
eléctrica, éste aumento en el precio del recurso
energético ocasiona impactos en el poder
adquisitivo de los consumidores limitando su
acceso a otros bienes y servicios (salud,
recreación, e incluso confort) [3, 4].
A partir de las formas de producción y consumo
de la energía eléctrica, el sector eléctrico se
encuentra experimentando un proceso de
cambio que afecta directamente el patrón de
consumo y que genera incertidumbre sobre la
disponibilidad energética de largo plazo; de
acuerdo con algunos académicos sólo es posible
estimar un rango de resultados, afectados por
predisposiciones económicas, tecnológicas y
juicios sociales [5, 6]. No obstante, para aclarar
el panorama de la presencia futura del recurso
energético se considera fundamental la
conservación del recurso, vigilar el manejo de
la carga y utilizar nuevas fuentes de energía [7].
Con base en lo anterior es posible decir que el
desarrollo a futuro del consumo de energía
eléctrica se determinará no sólo mediante
aspectos cuantificables (técnicos y
económicos) sino también por aspectos de
carácter social (preferencias y juicios sociales);
de acuerdo con algunos estudios [8], el
consumo de energía eléctrica, puede ser
englobado desde dos perspectivas:
- Dirigida a los aparatos eléctricos o hacia
aspectos técnicos; referentes a la cantidad de
energía eléctrica consumida medida en función
de los KWh consumidos.
-Dirigida a los usuarios o aspecto social;
referente al empleo de la energía eléctrica como
un bien para satisfacer necesidades humanas,
así como gozar de un bien de consumo.
Desde esta última perspectiva se considera que
los aspectos de carácter social influyen
principalmente en el consumo de energía
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eléctrica, porque, a pesar de que la energía es
consumida a través de los diversos aparatos
eléctricos al momento de funcionar, son los
usuarios quienes marcan la forma en la que se
utiliza el aparato; esta dualidad técnico social ha
ocasionado que enfrentar la problemática del
consumo energético resulte complejo, como
respuesta ante tal problemática se han elaborado
estudios abordando uno o ambos aspectos
(técnicos y sociales) con el objetivo de explicar en
mayor o menor medida el consumo de la energía
eléctrica [4, 6].
2. Antecedentes
Desde la perspectiva técnica, los estudios de
consumo de energía eléctrica se caracterizan por
enfocarse en explicarlo a partir de aspectos
mayormente cuantificables. Un ejemplo de este
tipo de estudios expone que la mejor forma de
analizar el consumo de la energía en el sector
residencial es a través del conocimiento del
crecimiento del producto interno bruto al precio de
la energía, el crecimiento de la población y las
mejoras tecnológicas, principalmente porque
llevar a cabo un análisis del consumo a partir de
los usuarios lo hace muy complicado al implicar
análisis de variables sociales, económicas,
políticas y tecnológicas [9].
Los estudios a partir de la perspectiva técnica [4,
6, 10, 11] también atribuyen el consumo de energía
eléctrica a aspectos como la cantidad de personas
que integran un hogar y su ingreso económico;
características de la vivienda como el tamaño,
número de habitaciones, materiales que la
conforman y si cuenta o no con acondicionamiento
para confort térmico; presencia de
electrodomésticos y aparatos eléctricos (entre ellos
los de acondicionamiento ambiental) en la
vivienda en cantidad y eficiencia relacionada a la
condición de adquisición y antigüedad del equipo;
el precio de la energía; el impacto de las altas
temperaturas en lugares con climas extremosos e
incluso frecuentemente se incorporan
simulaciones térmico energéticas.
Estos estudios [9, 10, 12, 13], han aportado
conocimiento valioso respecto a algunas formas
de disminuir el consumo de energía eléctrica,
por ejemplo, para el sector residencial, se
plantean estrategias con la finalidad de mejorar
aspectos de confort térmico de la vivienda por
medio del aislamiento térmico así como sellado
de puertas y ventanas para reducir infiltraciones
de calor externo; reducir la carga energética
producto de los aparatos eléctricos como el aire
acondicionado que en el caso de la
refrigeración de paquete aumenta en promedio
tres veces la media general de consumo de
energía eléctrica, utilizar aparatos eléctricos
de alta eficiencia ya que a mayor antigüedad
del aparato mayor consumo de energía
eléctrica entre ellos principalmente la
iluminación, el refrigerador y la televisión.
A partir de lo anterior, es evidente que los
estudios realizados desde la perspectiva técnica
se relacionan estrechamente con estrategias
para disminuir el consumo de energía eléctrica
a partir del enfoque sobre aspectos como las
características de las viviendas, de los aparatos
eléctricos utilizados en ellas y el
acondicionamiento ambiental utilizado.
Como producto de estos estudios realizados, se
han retomado algunas ideas con la finalidad de
implementar planes y proyectos a nivel urbano
para disminuir el consumo de energía eléctrica
de los hogares, por ejemplo, la Comisión
Federal de Electricidad (CFE) instrumentó en
1989 el Programa de Ahorro de Energía del
Sector Eléctrico (PAESE), cuyo fin era evaluar
la tecnología para el ahorro de energía y formar
recursos humanos para concientizar y orientar a
los usuarios sobre el uso eficiente de la energía
eléctrica por medio de folletos informativos
mediante los cuales se invitaba a la población a
sustituir aparatos eléctricos en mal estado y
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cambiar bombillas incandescentes por
fluorescentes; posteriormente en 1990, la CFE
estableció el Programa de Apoyo a la Economía
Familiar y de Ahorro de Energía Eléctrica para
Mexicali, programa del cual derivó el Fideicomiso
para el Programa de Aislamiento Térmico de
Vivienda en el Valle de Mexicali, B.C.
(FIPATERM) cuyo objetivo era lograr el ahorro de
energía eléctrica a través del aislamiento de las
viviendas, en este mismo año se crea el
Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica
(FIDE) con el propósito de modificar los patrones
de consumo de energía eléctrica y demostrar que
el ahorro de energía es factible y aporta beneficios
económicos y sociales; en 1997, CFE instituyó el
programa de Ahorro Sistemático Integral (ASI) el
cual tenía como objetivo sustituir los aparatos de
acondicionamiento ambiental, refrigeradores y
focos por equipos y aparatos de una mayor
eficiencia apoyando la sustitución por medio de un
financiamiento para adquirir estos equipos [4].
Ahumada y Sández [2] exponen que por medio de
estos programas se ha buscado disminuir el gasto
excesivo de electricidad, se han tomado ventajas
de horarios claves en el consumo, se han
establecido acciones de investigación para
identificar potenciales de ahorro y se ha facilitado
la adquisición de algunos aparatos eléctricos para
los usuarios; sin embargo, los resultados no han
sido los esperados por parte de CFE ni por parte de
los usuarios, debido principalmente a que todos los
programas requieren una inversión que en casos
particulares no es posible realizar por parte del
usuario, sumado a esto, los programas parecen
poco atractivos hacia los usuarios porque son
considerados poco prácticos, además de que no
ofrecen una explicación clara del porqué de la
diferencia en los consumos de energía eléctrica en
hogares similares que habitan en viviendas
similares.
Los resultados no satisfactorios de los planes y
programas, así como la duda planteada sobre la
diferenciación de consumo puede ser atribuible a
que este tipo de trabajos han dejado de lado al
usuario como un elemento importante, en este
sentido, en un estudio elaborado por Raaij et al.
[14]. Se menciona que es imposible separar el
comportamiento del usuario si se estudia el
consumo de la energía eléctrica en la vivienda
porque el consumo es resultado de
características físicas y técnicas, así como el
comportamiento de los habitantes; por lo que es
necesario atender todos los factores que
ocasionan el aumento de consumo de energía
entre ellos el comportamiento del usuario.
La importancia de estudiar el consumo de
energía eléctrica a partir de los usuarios se
demuestra cuando se observa la gran cantidad
de variaciones en el consumo que sugieren que
no es la localización, el clima, los materiales de
la vivienda lo único que establece el modo de
vida, sino también los cambios y diferencias
producto de factores sociales, culturales,
rituales, económicos y físicos, factores que
cambian de forma gradual con el paso del
tiempo [15].
Desde esta perspectiva, se han realizado
propuestas dentro de las que se incluyen
realizar cambios en los estilos de vida de los
usuarios así como se ha recalcado la necesidad
de concientizar e incentivarlos, para ello,
Ahumada y Sandez comentan que se requieren
estudio profundos que sean “…encaminados a
corregir rasgos en la conducta de usuarios de
todos los niveles sociales, cuya repercusión sea
el ahorro de energía y un beneficio económico
para todos los involucrados” [2, p. 40], pero sin
perder de vista que el comportamiento social se
ve modelado también por las características
biológicas del ser humano [16], lo cual hace el
estudio del fenómeno todavía más complejo.
En este sentido, se han llevado a cabo otro tipo
de estudios [4, 6, 14, 17] que abordan el
consumo de energía eléctrica desde una
perspectiva social enfocada principalmente en
los usuarios. De acuerdo con estos estudios, el
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comportamiento del consumo eléctrico es
producto de diversas variables sociales y culturales
[6]; entre ellas destacan los patrones de
comportamiento de consumo eléctrico producto de
la forma o estilo de vida de los usuarios, de sus
hábitos, preferencias, actitudes, valores, creencias,
significados simbólicos, comunicación y
convivencia influidos por el contexto social,
económico, cultural y psicológico que rodea al ser
humano. También mencionan la importancia de
considerar características como el ciclo de vida de
la familia, su estructura, nivel de ingreso en los
hogares, el precio de la energía y la influencia de
la psicología de la escasez en el comportamiento y
la toma de decisiones de los usuarios para aceptar
o no su participación en programas de ahorro y
planes basados sólo en aspectos técnicos.
A partir de los trabajos realizados con base en las
variables sociales mencionadas, se han podido
identificar en primer lugar, que los usuarios
desconocen la información, y aun cuando la tienen
al alcance en ocasiones es incompleta, por lo que
no es considerada debido a falta de comprensión,
desconfianza, e ideas preconcebidas y equivocadas
sobre el uso de aparatos eléctricos (por ejemplo, la
sobre/subestimación de la cantidad de energía
eléctrica que consumen). La información entonces
debe estar en un formato comprensible, atractivo y
constante a través de diversos medios ya que la
información exacta se asimila socialmente de
forma lenta y gradual, en este sentido la
información siempre y cuando sea entendible y
confiable ocasiona un efecto sobre la toma de
decisiones que influyen sobre el consumo
eléctrico.
Por otro lado, se ha expuesto que el nivel de
ingreso de los usuarios influye en los hábitos de
consumo de energía eléctrica (forma y tiempo en
la que se utilizan los aparatos); a cada nivel de
ingreso el uso de cierto tipo de aparatos es
predominante [6], donde, a mayor ingreso se
presenta un mayor consumo sobre todo en época
de verano, siendo entonces los usuarios que
tienen menos posibilidades de ahorro de energía
eléctrica los que reciben un mayor impacto
social, a ingreso bajo, menor acceso al ahorro
energético si se toma tal y como lo plantean los
estudios desde la perspectiva técnica. Y
finalmente, se ha encontrado que el
comportamiento de los usuarios en relación al
uso de energía es identificable principalmente
en tres actividades, al adquirir sus aparatos
eléctricos, al darles mantenimiento y respecto al
uso que le dan a diario.
A los estudios enfocados desde el usuario se
suman los realizador por otros autores [2, 4, 18,
19] que han estudiado el consumo eléctrico
desde ambas perspectivas, e insisten en que el
análisis del consumo de energía eléctrica se
debe llevar a cabo con una visión integral de
elementos técnicos y sociales, ya que ambas
visiones se interrelacionan de forma que los
cambios en una afectan a la otra; a través de
estos estudios se ha encontrado que los
consumos eléctricos del sector residencial se
originan por aspectos técnicos y sociales
influidos por el contexto físico y social.
En específico, algunos autores como Sández [6]
mencionan en sus estudios que, en parte, las
prácticas de consumo de energía eléctrica se
relacionan con los estilos de vida de los
usuarios, que pueden ser identificados a partir
del esquema de prácticas cotidianas que ellos
realicen en sus hogares en torno al uso de la
energía eléctrica.
3. Consideraciones teóricas
De acuerdo con lo anterior, es posible observar
el fenómeno del consumo de energía eléctrica a
partir de los estilos de vida e incluso permitiría
visualizarlo de manera amplia al abordar el
comportamiento de los usuarios, en particular,
existen enfoques teóricos como el de Pierre
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Bourdieu que permiten entender lo que es un estilo
de vida, la forma en la que se constituyen, la
participación de lo individual y lo social en ellos,
la orientación de las elecciones materiales o
simbólicas que se llevan a cabo y cómo devienen
en modelos de consumo.
3.1 Los estilos de vida
Para definir entonces los estilos de vida en el
presente trabajo, se aborda en primer lugar el
concepto de habitus, el cual, junto con el concepto
de campo y de capital forman la parte central del
trabajo de Bourdieu. De acuerdo con lo expresado
claramente por el autor, estas conceptualizaciones
se definen de manera sistémica, porque “…están
destinadas a ser puestas en obra empíricamente de
manera sistemática[20, p. 148] y, por lo tanto,
sólo pueden ser definidos dentro de la estructura
teórica que forman.
Por lo anterior, se presenta la definición de habitus
expuesta por el autor como:
Sistema de disposiciones durables y transferibles
estructuras estructuradas predispuestas a
funcionar como estructuras estructurantes que
integran todas las experiencias pasadas y
funciona en cada momento como matriz
estructurante de las percepciones, las
apreciaciones y las acciones de los agentes cara a
una coyuntura o acontecimiento y que él
contribuye a producir [21, p. 54].
Por lo que se comprende que en el habitus se
integran un conjunto de experiencias acumuladas
a lo largo de la vida, cuya base es establecida a
través de un proceso histórico, donde, el habitus
no sólo genera esquemas de percepción,
apreciación y acción, sino que también se encarga
de dotarlos de sentido para lo que Bourdieu
denomina como agentes, y por medio del proceso
histórico, se asegura de que estos esquemas se
encuentren presentes y constantes en sus prácticas
a lo largo del tiempo al otorgarle la capacidad
de ser transferidas [22].
Para Bourdieu, el habitus es el principio
generador y unificador de prácticas que permite
que éstas sean reconocibles y previsibles de una
manera inmediata (pero no determinista), y
sean dadas por evidentes e incluso cualificadas
como de sentido común, dependiendo del
campo de que se trate, así, el habitus permite
entender y descifrar prácticas y obras [23].
El habitus hace evidente la unidad entre
prácticas y bienes materiales, es decir, entre
signos distintivos propios a un agente o una
clase de agentes, y es calificado como el
principio de toda creación y como parte
fundamental de “… todo lo que se tiene,
personas y cosas, y de todo lo que se es para los
otros, de aquello por lo que uno se clasifica y
por lo que le clasifican” [21, p. 53] por lo que
es posible entender que también convierte las
diferencias entre prácticas en diferencias
simbólicas asociadas a posiciones en el campo
social.
Estas prácticas son conceptualizadas por el
autor a partir de la fórmula “[(habitus) (capital)
+ campo = prácticas]” [21, p. 99] a partir de lo
cual se entiende que las prácticas son generadas
a partir del habitus como predisposición en
relación con la acumulación y disponibilidad de
capitales y conforme al campo en el cual se
encuentran posicionados los agentes, las
prácticas a su vez entonces, pueden relacionarse
a un grupo social en particular.
Al referirse a los campos, el autor expone que,
pensado de manera relacional, se puede definir
como:
Una red o configuración de relaciones
objetivas entre posiciones. Estas
posiciones están objetivamente definidas,
en su existencia y en las determinaciones
que imponen sobre sus ocupantes,
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agentes o instituciones, por su situación
presente y potencial (situs) en la estructura
de distribución de especies del poder (o
capital) cuya posesión ordena el acceso a
ventajas específicas que están en juego en el
campo, así como por su relación objetiva con
otras posiciones (dominación,
subordinación, homología, etcétera.) [20, p.
150].
La estructura que compone cada uno de los
campos resulta dinámica debido al cambio en la
distribución de capitales producto de las luchas
entre los agentes que se encuentran en él, en este
“juego” como lo denomina Bourdieu [23], los
agentes buscan apropiarse de un volumen cada vez
mayor de un capital específico, acorde al campo
que se trate, que les permitan existir y ubicarse en
una posición determinada en el campo
correspondiente, y a su vez, estar en disposición de
dominarlo, es por estos constantes cambios en su
estructura que la delimitación de un campo es
complicada y puede ser solamente determinada
por una investigación empírica que permita
analizar hasta dónde se pueden encontrar los
efectos del campo sobre los agentes [21].
De acuerdo con Bourdieu y Wacquant [20] existen
cuatro tipos de capital primarios los cuales se
dividen en: capital económico, capital social,
capital cultural y capital simbólico, los capitales
pueden ser conceptualizados como “instrumento
de apropiación de las probabilidades teóricamente
ofrecidas a todos” [22, p.103]. Cada capital integra
un tipo de recurso en especial, por ejemplo,
recursos económicos como el dinero, recursos
culturales como diplomas o títulos universitarios o
recursos sociales como relaciones sociales y
recursos simbólicos propios de los agentes como
el prestigio o el gusto, etc. [24].
El valor de cada uno de estos capitales es
determinado por el campo mismo, conforme los
cambios que se generan por las luchas al interior
de él, se generan variaciones que ocasionan
cambios de valor en los capitales de un mismo
campo a lo largo del tiempo y entre campos
distintos, por ende, se hace evidente la relación
entre capital y campo, la lógica que subyace la
acumulación de capital es permitirles a los
agentes introducir un cambio en la dinámica del
campo a través de esta lucha, con la finalidad de
adquirir poder sobre el campo y sus reglas [20].
En resumen, la relación sistemática entre
habitus, campo, y capital, como productores de
las prácticas constituye una forma de concebir
y explicar partes del mundo social y/o campo en
donde esta estructura teórica sea aplicada.
No solamente las prácticas forman parte de los
estilos de vida, el autor expone que, en su
origen, el gusto participa activamente, ya que el
habitus genera y clasifica los signos distintivos
a través de él, lo que lleva a Bourdieu a
calificarlo como el “operador práctico de la
transmutación de las cosas en signos distintos y
distintivos…” [21, p. 174], desde esta
perspectiva, el gusto es el discernimiento entre
la parte intelectual y la parte sensitiva que en
conciliación logran definir a los agentes [21].
Por tal razón es posible encontrar a partir del
gusto características posibles de ser asociadas a
cada agente y que éste suministra a manera de
información, ya sea de forma consciente o
inconsciente.
El gusto como “propensión y aptitud para la
apropiación (material y/o simbólica) de una
clase determinada de objetos o de prácticas
enclasadas y enclasantes, es la rmula
generadora que se encuentra en la base del
estilo de vida” [21, pp. 172 173], a través del
gusto es posible expresar en cada uno de los
bienes materiales (mobiliario, casa, etc.) y
prácticas (forma de hablar, caminar, etc.) una
misma intención. A partir de lo anterior se
entiende que el gusto lleva la elección de
objetos materiales (físicos) y prácticas de los
agentes hacia el espacio de signos distintivos e
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identificables, es decir, diferencias simbólicas
asociadas a una posición en el campo social,
siempre y cuando puedan ser percibidas y
apreciadas al entrar en el orden simbólico de la
posición de clase [21]. El gusto se encuentra en el
fundamento de los estilos de vida porque traduce
las elecciones realizadas de manera cotidiana en
signos distintos y distintivos lo cual es posible
entender a partir del habitus [21].
De acuerdo con Bourdieu, los estilos de vida son
“productos sistemáticos de los habitus que,
percibidos en sus mutuas relaciones según los
esquemas del habitus, devienen en sistemas de
signos socialmente calificados como
(“distinguidos”, “vulgares”, etc.).” [21, pp. 171
172], debido a esta particularidad, los estilos de
vida se encuentran también condicionados por la
capacidad de ser objetivamente clasificables y por
la posición en el campo social de tales condiciones
de existencia, por lo que los estilos de vida existen
en tanto puedan ser percibidos y apreciados por
cualquier agente que posea los esquemas
necesarios para identificarlos, interpretarlos y
evaluarlos [21].
Los estilos de vida, tal como se describen
anteriormente, existen en el conjunto de
propiedades objetivas (bienes materiales, como
muebles, casa, cuadros, libros, etc.) y en las
prácticas en que manifiesta su distinción (por
ejemplo, actividades deportivas y culturales) que
rodean a los agentes por acción del habitus como
principio unificador y generador de todas las
prácticas. Por lo anterior es posible comentar que
dentro de un estilo de vida será posible encontrar
prácticas y bienes materiales que traducidos a
signos distintivos por acción del gusto podrán ser
identificados y diferenciados por los agentes que
posean los esquemas necesarios según su posición
en un campo social [21].
De acuerdo con Bourdieu [21], los estilos de vida
como sistema de prácticas generadas por el habitus
constituyen estructuras sociales y también
modelos de consumo, es decir, el consumo a
partir de los estilos de vida en tanto prácticas,
es una manera de diferenciación. Por lo
anterior, es posible considerar que los estilos de
vida en tanto esquemas de prácticas
identificables a partir del gusto, constituyen
modelos de consumo distintivos que permiten
entre otras cosas, entender las variaciones en el
consumo de energía eléctrica.
3.2 Los estilos de vida, el consumo de energía
eléctrica y prácticas proambientales.
Los estudios que relacionan los estilos de vida
con el consumo de energía eléctrica forman
parte de una de las diversas perspectivas que
hace uso del concepto con el fin de explicar
algunos fenómenos, en donde es posible
encontrar numerosos estudios [25, 26, 27, 28]
que relacionan los estilos de vida con el campo
de la medicina con el fin de explicar fenómenos
que permitan favorecer la salud de los
individuos. En el campo de la psicología [29,
30] se ha utilizado con el fin de estudiar el
comportamiento de los individuos en razón de
toma de decisiones e identificación social. En
estudios sociológicos se retoma la relación
individuo - contexto sociocultural. Mientras
que en el desarrollo sustentable se destacan por
ser estudios recientes que expresan que los
estilos de vida influyen sobre las prácticas que
realizan los individuos y que se relacionan con
alguna o varias de dimensiones del desarrollo
sustentable, en particular hay estudios que
mencionan las conductas proambientales.
Un ejemplo de lo anterior es el presentado por
Weber, C., et.al. [31] en donde se realizó un
comparativo entre dos grupos con el objetivo de
observar el grado de diferenciación entre sus
prácticas en relación con el cuidado del medio
ambiente, para ello, se caracterizó un estilo de
vida considerado proambiental a partir de las
prácticas de los usuarios relacionadas con la
motivación ecológica y hábitos de consumo
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considerados como amigables con el medio
ambiente, por lo que fue posible identificar la
influencia de los estilos de vida en la configuración
de prácticas relacionadas a la perspectiva
ambiental del desarrollo sustentable.
Corral, V., et.al. [32] propuso comprobar a través
de un modelo estructural de determinantes
psicológicos que en un estilo de vida se integran
prácticas sociales como el altruismo, la frugalidad
y la conducta proambiental, por este medio, se
estableció que, una vez consolidado el estilo de
vida, influye sobre las prácticas dando lugar a
consumos austeros, acciones de cuidado ambiental
como conductas pro ecológicas y
comportamientos altruistas en torno al cuidado del
contexto social. Corral [33] explica que una
conducta proecológica, también llamada conducta
proambiental o comportamiento proambiental, se
constituye de el conjunto de acciones deliberadas
y efectivas que responden a requerimientos
sociales e individuales y que resultan en la
protección del medio[33, p.28]. A través de esta
definición es posible entender que el conjunto de
acciones a las que hace referencia el autor es a lo
que se le puede denominar como prácticas
proambientales.
Las prácticas proambientales por lo tanto pueden
considerarse como deliberadas, efectivas, tanto
individuales como sociales, y que tiene como
finalidad la protección del medio ambiente. A
partir de los planteamientos de Corral [33] es
posible comentar también que, al verlas en
conjunto expresadas por medio del
comportamiento proambiental, generan cambios
visibles en el medio, buscan la solución de un
problema o requerimiento de protección del medio
individual o social, y en algún momento se llevan
a cabo con la finalidad de anticipar o planear un
resultado.
De acuerdo a los autores [32], se observa que las
personas que se interesan por la conservación del
medio físico también procuran el cuidado del
entorno social. Por ello, es observable la
influencia del estilo de vida sobre algunas
prácticas relacionadas tanto a la dimensión
ambiental como a la dimensión social del
desarrollo sustentable.
En otro estudio [34], se analizó cómo y porqué
los consumidores podrían transitar hacia el uso
de tecnologías pro ambientales. Desde la teoría
de los estilos de vida, se realizó un análisis
cuantitativo de actitudes y aceptación de ideas
nuevas y se encontró que el compromiso hacia
las prácticas pro ambientales forma un estilo de
vida independiente, lo que influye en el interés
de las personas en elegir o no una tecnología pro
ambiental.
En los estudios que abordan los estilos de vida
desde esta perspectiva es posible identificar su
relación con algunas prácticas y los efectos
ambientales, sociales y económicos que
producen, tal es el caso de las prácticas de
consumo de la energía eléctrica, fenómeno que
ha sido estudiado por autores como Palmborg
[35] quien realizó en hogares Suecos un análisis
comparativo de los hábitos guiados por valor
relacionados a la energía, por medio del cual se
concluye que los hábitos de uso de la energía en
los hogares son expresiones de los estilos de
vida que se constituyen a partir del uso de la
electricidad como un significado de ciertas
metas, conveniencia e higiene.
Por otra parte, es posible encontrar un estudio
[36] donde se abordan los estilos de vida como
un parteaguas que marcan la tendencia en el uso
de la energía por la influencia que tiene sobre el
manejo y la propiedad de aparatos domésticos
en los hogares, en este sentido, el estudio de
Lutzenhiser y Hill [37] demuestra la
importancia de la estratificación social de los
estilos de vida y el status, por este medio se
encontró que resulta necesario preguntar acerca
de las lógicas internas y significado del
10 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
consumo de energía dependiendo del grupo que se
trate.
También, el estudio exploratorio desarrollado por
el Servicio Nacional del Consumidor [38], retoma
a los estilos de vida como una forma de
diferenciación de grupos familiares Chilenos, y se
encontró que el estilo de vida del grupo familiar es
uno de los principales factores que determinan los
patrones de consumo eléctrico, asimismo se
identificó que las familias generan un patrón de
consumo eléctrico familiar a partir de quienes
permanecen más tiempo en el hogar y quienes
tienen roles de mayor poder al interior del grupo
familiar, tal patrón familiar puede variar con
respecto al de los integrantes de la familia.
En el trabajo de Fong, Matsumoto, Lun y Kimura
[39], se estudian los impactos del estilo de vida
sobre el consumo de energía en hogares ubicados
en tres zonas climáticas de Japón, con el objetivo
de realizar proyecciones futuras del consumo de
energía eléctrica, a partir de ello se señalan dos
aspectos importantes, el primero expone que la
constante en el potencial ahorro energético es a
través del uso de accesorios en el hogar, lo que
dificulta la cooperación de todos los hogares en la
tarea del uso racional de la energía eléctrica y el
segundo señala que los cambios sociales
indirectamente tienen como resultado el
incremento de los consumo de energía en los
hogares.
A partir de los trabajos anteriores, se destaca la
importancia de la relación entre los estilos de vida,
el consumo de la energía eléctrica y las conductas
proecológicas que se identifican en los hogares
donde se realizaron los estudios mencionados.
3.3 El consumo de energía eléctrica en Mexicali
Los niveles de consumo de energía eléctrica del
sector residencial, de los estados de la frontera
norte de México y sobre todo de los que se
encuentran en zonas áridas son muy elevados, de
acuerdo con datos de CFE a octubre de 2011,
Baja California ocupa el lugar número diez de
consumo de energía eléctrica a nivel nacional,
los usuarios de electricidad de estas zonas
tienen consumos per cápita por encima de
cualquier otro usuario del país, a razón de que
un usuario que habita en esta zona consume
tanta energía en un mes de verano como el resto
de usuarios consume en un año [6]. Es por esto
que destaca la necesidad de atender los altos
niveles de consumo de electricidad en estas
zonas, sin embargo, es notable que las
características ambientales de estas regiones
generan en sus habitantes prácticas específicas
producto de distintos factores, sobre todo
provenientes de la necesidad de adaptación con
el medioambiente [4].
La ciudad de Mexicali se sitúa geográficamente
en la zona mencionada, la cual además se
encuentra catalogada como de nivel de ingreso
alto a diferencia del resto de México, por lo que
la ciudad presenta una estructura de consumo
de energía singular y en ocasiones compleja
producto de su crecimiento poblacional (a razón
de 9.44% en el periodo de 2005 a 2010); la
expansión de las actividades económicas
(mayormente de índole industrial) que se llevan
a cabo en la ciudad; un “componente
estacional”[6, p. 54] atribuido al contexto
climático desfavorable producto de las altas
temperaturas en los meses de verano (41.8 ºC
promedio de máximas en julio y 40.9 ºC en
agosto) [4]; a la facilidad de adquisición de
equipo eléctrico nuevo y usado el cual trabaja
con una menor eficiencia; y finalmente a que las
tarifas eléctricas establecidas no consideran las
temperaturas presentes en la ciudad en los
meses de verano [4, 5].
Con base en lo anterior, es posible decir que
existe en la ciudad un gran impacto económico,
social y ambiental producto de la forma en que
se consume la energía eléctrica, por ejemplo,
los usuarios residenciales (85% del total de
11 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
usuarios en el municipio) emplean hasta un 40%
de su ingreso familiar en realizar el pago del
servicio de energía eléctrica [6].
Con la finalidad de disminuir los impactos del alto
consumo de energía eléctrica en la ciudad, se han
elaborado algunas investigaciones que abordan el
problema desde una, otra o ambas perspectivas
antes mencionadas (técnica y social), entre ellas se
encuentran investigaciones realizadas por la
Facultad de Arquitectura y Diseño de la
Universidad Autónoma de Baja California
(UABC), que se relacionan con la adecuación
ambiental de las viviendas de interés social y
popular y también se pueden identificar
investigaciones como “Impacto del consumo
eléctrico sobre la economía familiar en Mexicali
B.C” realizadas en conjunto por CFE, UABC y
Gobierno del Estado de Baja California, entre
otras, que han permitido identificar que la forma
en la que se dan los consumos de energía eléctrica
en la ciudad se debe en parte a equipos de aire
acondicionado poco eficientes que funcionan bajo
temperaturas demasiado altas para su diseño; a que
gran parte de las viviendas tienen un sistema
constructivo poco adecuado para la zona climática;
al uso excesivo de equipos electrodomésticos; a la
manera en la que los usuarios hacen uso del
servicio eléctrico; a que los programas diseñados
para disminuir consumos eléctricos se dirigen en
promedio al 32.5% de los usuarios residenciales y
a las variaciones en el consumo producto del nivel
de ingreso de los usuario [6].
Se observa entonces que la perspectiva cnica ha
sido la más abordada en los estudios para la ciudad
de Mexicali, mientras que la perspectiva social ha
sido abordada en menor número, sin embargo, a
partir de los estudios analizados previamente es
posible identificar la necesidad de llevar a cabo un
estudio con el fin de proponer la inclusión de estos
aspectos en los programas de eficiencia energética
con el fin de orientarlos hacia la sustentabilidad
ambiental, que reconozca los estilos de vida
energéticos de los hogares de la ciudad de
Mexicali, B.C., para lo cual se lleva a cabo la
categorización de los estilos de vida energéticos
de los hogares a partir de sus prácticas
proambientales y de consumo de energía
eléctrica.
4. Método de la investigación.
El presente trabajo es de corte cuantitativo,
descriptivo y transversal, toma como base
metodológica los trabajos de Romero [4] y
Sandez [6] debido la representatividad y
pertinencia con la que abordan el tema del
consumo de energía eléctrica en el sector
residencial de la ciudad de Mexicali y en cuyo
contenido es posible encontrar aspectos
metodológicos que pueden ser adaptados al
presente estudio cuyo propósito es el de
caracterizar los estilos de vida de los hogares de
la ciudad de Mexicali, B.C. a partir de sus
prácticas proambientales y de consumo de
energía eléctrica, por lo que se indaga acerca del
conjunto de prácticas de ahorro de energía
eléctrica, agua, reciclaje de residuos, compra de
productos amigables con el medio ambiente,
participación en programas relacionados al
cuidado del medio ambiente y tipo de
movilidad a puntos cercanos.
La población a estudiar se encuentra constituida
por 197,058 hogares pertenecientes a la zona
urbana de Mexicali de acuerdo con datos
obtenidos del laboratorio de geomática del
Instituto de Investigaciones Sociales de la
UABC, de los cuales, se tomó como informante
a la persona mayor de 18 años que estuviera la
mayor cantidad de tiempo en el hogar o
asumiera la jefatura del mismo -sin considerar
si constituye o no el principal ingreso del hogar-
con el propósito de aplicar el instrumento
elaborado para obtener la información
pertinente, ya que de acuerdo con el SENARC
[37] estos integrantes son quienes determinan el
patrón común de consumo de energía eléctrica
en los hogares, aunque no se descarta que
12 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
pueden existir diferencias en las conductas de los
integrantes del hogar.
Como unidad de muestreo se seleccionaron los
hogares de la zona urbana de Mexicali, que fueron
elegidos a través de un muestreo aleatorio,
estratificado por valor catastral de los predios, ya
que, de acuerdo con la teoría abordada, y los
estudios analizados, el valor catastral de los
predios es una forma de distinción de las prácticas
de consumo energético. La información del valor
catastral se obtuvo del periódico oficial del estado
de Baja California el cual contempla un total de
cinco estratos, este diseño de muestreo fue
seleccionado principalmente debido a la
representatividad de la muestra.
El cálculo del tamaño de la muestra, se trabajó con
un error máximo del 5% (E= 0.05) y con un nivel
de confianza de 90% (z = 1.645) lo que arrojó
como resultado un total de 273 cuestionarios a
aplicar a partir de la población total de hogares
(197,058), las cuales fueron afijadas
proporcionalmente al tamaño del estrato y
posteriormente seleccionadas y ubicadas a través
de un generador de números aleatorios utilizando
como marco el listado y el mapa de manzanas
urbanas de la ciudad de Mexicali, a partir de lo
anterior la muestra final se distribuye como se
muestra a continuación:
Tabla 1. Distribución de muestra por estrato
Estrato
Población
(hogares por
estrato)
Muestra
(encuestas por
estrato)
1
14,370
20
2
23,789
33
3
99,271
137
4
38,216
53
5
21,412
30
Donde; el estrato 1 corresponde a los hogares
con un nivel de ingreso alto y que se ubican en
las zonas de la ciudad con mayor plusvalía y en
la mayoría de los casos se desarrollan en
residenciales privados; el estrato 2 corresponde
a hogares con un nivel de ingreso medio alto
ubicados en zonas de plusvalía alta que no
siempre se ubican dentro de residenciales
privados; el estrato 3 integra los hogares que
poseen un nivel de ingreso medio, es donde se
concentra el mayor número de la población y se
reparte uniformemente en la zona urbana de la
ciudad de Mexicali; en el estrato 4 se
encuentran los hogares que tienen un nivel de
ingreso medio bajo y que se ubican en zonas de
plusvalía baja; el estrato 5 se compone de
hogares con un nivel de ingreso bajo y que se
ubican regularmente en las periferias de la
ciudad en zonas de baja plusvalía.
La información fue recolectada a través de una
encuesta aplicada a la totalidad de la muestra.
El instrumento seleccionado para tal fin fue un
cuestionario adaptado de los elaborados
anteriormente por Romero [4] y Sandez [6],
cabe señalar que el uso del cuestionario fue
debido a la flexibilidad que ofrece conforme a
las características del trabajo, así como al
tiempo disponible para su realización. Integra
preguntas abiertas, una batería de preguntas en
formato tabular, preguntas dicotómicas,
pluricotómicas con opción múltiple y preguntas
de opinión.
El cuestionario fue dividido en 5 secciones
[figura 1], la primera parte permitió recuperar
información acerca del hogar y la persona
entrevistada, por ejemplo, años viviendo en
Mexicali, su último grado de estudios, su
ocupación, el tiempo de permanencia en el
hogar y el tiempo que dedica a dormir, la
segunda parte permitió caracterizar los hogares
en función de la clasificación de hogares de
INEGI, la cual se basa en el parentesco de los
habitantes del hogar, la tercera parte del
13 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
cuestionario ayudó a contextualizar las prácticas
de ahorro de energía eléctrica como parte del
conjunto de prácticas amigables con el medio
ambiente lo cual busca determinar parte de la
constitución de los estilos de vida a partir del
interés en el cuidado del medio ambiente, el
reciclaje, la movilidad a puntos cercanos y el
cuidado del agua.
La cuarta parte del cuestionario posibilitó
caracterizar el ahorro de energía eléctrica a partir
de la percepción del consumo energético, acciones
de ahorro de energía eléctrica, uso de aparato de
aire acondicionado en el hogar, uso de calefacción
en el hogar, interés en el ahorro de energía,
relevancia de aparatos eléctricos, pago por
consumo de energía eléctrica, y la parte final del
cuestionario recoge a través de una bitácora de
observación características visibles del hogar
como su orientación, el material predominante en
techo y el material predominante en muros.
Figura 1. Estructura del instrumento para recolección de la
información)
Para el análisis de datos se utilizó el programa
estadístico SPSS versión 21, por medio del cual se
realizó un análisis de clúster o conglomerados
jerárquico, para el cual, primero se llevó a cabo un
análisis de exploración y uno descriptivo con la
finalidad de identificar la presencia de casos
atípicos en las variables a utilizar para la
formación de los conglomerados, una vez
identificados se eliminaron casos atípicos y
asimetrías aplicando el recalculo de variables a
partir de la escalera de Tukey. Posteriormente
se hizo el análisis de correlación haciendo uso
del coeficiente de Pearson de dos colas y se
prosiguió a realizar el análisis de
conglomerados jerárquicos mediante el método
de Ward, el cual se acompaña de la distancia
euclídea al cuadrado como medida de distancia
entre conglomerados.
De lo anterior se obtienen diversos productos,
el primero es la matriz de distancias a partir de
la distancia euclídea al cuadrado, también se
obtuvo el historial de aglomeración. Asimismo,
se obtuvo la tabla de pertenencia de
conglomerados la cual se realizó para 2, 3, 4 y
5 casos y como producto final se obtuvo el
dendograma que muestra gráficamente el
historial de formación de conglomerados.
Para definir el número óptimo de
conglomerados se realizó el corte del
dendograma a partir del análisis entre la
distancia existente entre conglomerados y el
número de pasos de aglomeración, a partir de la
cual se define que el número óptimo de
conglomerados es de tres.
Ya definido el número de conglomerados se
procedió a realizar la comparativa de las medias
de ellos tomando como variable independiente
aquella arrojada posterior al análisis de clúster,
y como variables dependientes todas aquellas
variables que se utilizaron en el levantamiento
de información, proceso que arroja los
siguientes resultados que permite identificar las
características de cada uno de los
conglomerados.
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Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
5. Resultados y discusiones
5.1 Estilo de vida 1
A partir del análisis de la información obtenida de
la encuesta aplicada a la totalidad de la muestra
mencionada con anterioridad, se obtuvieron
promedios para la ciudad que serán utilizados
progresivamente para comparar y apoyar en la
descripción de los tres conglomerados o estilos de
vida encontrados, de los cuales el primero es
llamado “Ahorran, pero se dan sus lujos”, también
caracterizados como los no proambientales, este
estilo de vida se encuentra formado por 65 hogares
que representan el 23.8% de los hogares de la
muestra, se clasifican como hogares nucleares de
acuerdo a INEGI, y se encuentran formados en su
mayoría por 4 integrantes. Además, son hogares
que pertenecen a un nivel socioeconómico medio
y medio alto principalmente.
De acuerdo con la información obtenida en el
levantamiento, los hogares pertenecientes a este
conglomerado muestran una preocupación
especial por la contaminación del aire de la ciudad,
son hogares en los que se realizan en promedio tres
prácticas amigables con el medio ambiente, es
decir, una práctica por debajo del promedio de la
ciudad, la más mencionada es el ahorro de energía
eléctrica que se lleva a cabo en un 85% de los
hogares, en segundo lugar se ubican las prácticas
relacionadas con el ahorro de agua que se realizan
en 77% de los hogares, y en tercer lugar se
menciona en un 63% de los hogares el uso
consciente del automóvil como medio de
desplazamiento para distancias cortas, cabe
señalar que los porcentajes aparecen por debajo del
93, 90 y 81% registrados en la ciudad, y respecto a
los otros conglomerados se ubica en segundo lugar
en ahorro de energía eléctrica, y en tercer lugar en
ahorro de agua y en el uso consciente del
automóvil.
Además, es posible señalar que, a comparación de
los promedios registrados en la ciudad y los
hogares de los otros conglomerados, estos
hogares tienen una baja participación en
actividades comunitarias para el cuidado del
medio ambiente, actividades de reciclaje y
compra de productos amigables con el medio
ambiente, por lo que es posible comentar que
estos hogares, registran una baja actitud
proambiental.
En el tema de las formas de uso de la energía
eléctrica, los hogares de este conglomerado
consideran que su consumo de energía eléctrica
es de un nivel medio por lo que no representa
una inversión significativa con respecto de su
ingreso, se llevan a cabo 11 prácticas de ahorro
de energía eléctrica en promedio, lo que es
equivalente al promedio registrado para la
ciudad, no obstante, el 55% de los hogares de
este conglomerado sobrepasan el promedio.
Las prácticas de ahorro de energía eléctrica que
mayor participación registran son: vigilar las
puertas y ventanas cuando el aparato de aire
acondicionado se encuentra encendido, en el
98% de los hogares; y dar mantenimiento una
vez al año al aparato de aire acondicionado, en
el 95% de los hogares, por lo que, para estos
hogares, las prácticas más importantes de
ahorro de energía giran en torno al aparato de
aire acondicionado.
En segundo lugar de participación, se registran
prácticas de ahorro de energía relacionadas con
actividades cotidianas de los integrantes de los
hogares, entre ellas están: apagar las luces
cuando no se necesitan, llevada a cabo en un
92% de los hogares; y apagar los aparatos
eléctricos cuando no se están utilizando,
realizada en un 83% de los hogares.
En tercer lugar, aparecen las prácticas
relacionadas con el uso racional de aparatos y
electrodomésticos que consumen gran cantidad
de energía eléctrica como la lavadora, el
15 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
microondas y la plancha, en promedio, 73% de los
hogares muestran un uso racional.
En cuarto lugar, se registra la adquisición de
aparatos eléctricos de alta eficiencia, o de energía
alterna, tales como paneles, o calentadores solares,
porque a pesar de que el 82% de los hogares
cuentan con focos ahorradores, apenas el 7% de los
hogares cuentan con alguno de los otros
anteriormente mencionados.
Con base en lo anterior, se puede decir que, aunque
los hogares de este conglomerado se ubican en el
promedio de prácticas de ahorro de energía
llevadas a cabo en la ciudad junto con los hogares
del tercer conglomerado, el grueso de los hogares
que realizan más prácticas de ahorro que el
promedio de la ciudad es menor a los del tercer
conglomerado, por lo que en este caso los hogares
se ubican en segundo lugar, además es posible
observar la importancia del aire acondicionado en
las actividades que realizan en búsqueda del
ahorro.
Con referencia a los aparatos de aire
acondicionado que existen en los hogares, se
puede mencionar que es posible integrar a las
prácticas de ahorro de energía el uso de aparatos
eficientes, un ejemplo de ello es el uso de aparatos
de refrigeración de tipo “mini Split” como
principal medio de acondicionamiento ambiental,
es posible observar que el 40% de los hogares
cuentan con “mini Split”, mientras que el 31% de
los hogares cuentan con aparatos de refrigeración
de ventana, y en ninguno de los hogares se cuenta
con cooler
1
.
Respecto al uso de los equipos de climatización
artificial, 45% de los hogares operan el aire
acondicionado con una temperatura por debajo de
25°C, 40% de los hogares operan sus aires
acondicionados aproximadamente a 25°C y un
1
Conocido como enfriador evaporativo convencional,
disminuye la temperatura del aire que atraviesa por una
15% de los hogares operan el aire
acondicionado con una temperatura por encima
de 25°C. Además, los aparatos de aire
acondicionado se mantienen en operación en
promedio 17 horas al día lo cual se encuentra
por encima de las 16 horas promedio que se
registra en la ciudad y en comparación con los
hogares de los otros conglomerados, estos
hogares son los que mantienen en operación el
aire acondicionado por más tiempo.
A partir de lo anterior, se reflexiona que los
hogares cuentan mayormente con un equipo de
aire acondicionado y una temperatura de
operación que favorece el ahorro de energía, a
excepción del tiempo de operación del aire
acondicionado.
En el aspecto relacionado con el interés por el
ahorro de energía, los hogares de este
conglomerado llevan a cabo 2 prácticas en
promedio, lo que es equivalente al promedio de
la ciudad y al promedio de los demás
conglomerados. Cuando los hogares de este
conglomerado se informan sobre maneras de
ahorrar energía eléctrica lo hacen
principalmente a través de la televisión, el 23%
de los hogares conocen - a través de su recibo
de luz - su consumo de energía eléctrica y en
comparación con los demás conglomerados,
son los hogares más informados.
Respecto a la participación en algún programa
de ahorro energético, el 17% de los hogares han
utilizado alguno de ellos, lo que coloca a estos
hogares en un nivel medio de participación
respecto a los otros conglomerados, en tanto
que el programa de ahorro de energía más
conocido es el ASI.
Por las razones anteriores que se puede decir
que, aunque los hogares de este conglomerado
corriente de agua, lo que permite absorber energía
durante la evaporación del agua.
16 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
se informan acerca de maneras para ahorrar
energía eléctrica y conocen los programas que
promueven el ahorro energético, los utilizan poco
o no los ponen en práctica.
Las características de los hogares respecto de las
formas de consumo de energía eléctrica
mencionadas con anterioridad se expresan a través
de la factura por uso del servicio eléctrico, la cual
expresa que en verano se paga en promedio $2527
pesos y en invierno $971 pesos, en una escala per
cápita, en verano el pago es de $709.14 pesos y en
invierno el pago es de $277.66 pesos, cabe señalar
que los pagos mencionados en este conglomerado
y en los subsecuentes se asocian también al
volumen de los espacios climatizados.
5.2 Estilo de vida 2
El segundo conglomerado se denomina “Poco
interesados, pero ahorran”, este conglomerado se
encuentra formado por 90 hogares los cuales
representan el 33% de los hogares de la muestra
total, son hogares que se consideran de un nivel
socioeconómico medio y medio bajo
principalmente, al igual que el primer
conglomerado, se clasifican principalmente como
hogares nucleares, y se encuentran formados por
sólo 3 integrantes, lo que los coloca como el
conglomerado con el menor número de integrantes
por hogar.
La contaminación del aire de la ciudad es el
principal problema ambiental que se reconoce en
estos hogares, sin embargo, también se mencionan
otros problemas como la presencia de basura en
lotes baldíos y la quema de basura. Al igual que en
el primer conglomerado, en estos hogares realizan
en promedio tres prácticas amigables con el medio
ambiente, es decir, una práctica menos que el
promedio registrado en la ciudad.
Las prácticas que se realizan comúnmente son
distintas a las de los hogares del primer
conglomerado, en este caso, se mencionan
principalmente: el ahorro de agua, realizada en
el 91% de los hogares; el uso consciente del
automóvil como medio de desplazamiento para
distancias cortas en el 82% de los hogares; y el
ahorro de energía eléctrica en el 64% de los
hogares. Cabe señalar dos aspectos: el primero
es que de acuerdo con los porcentajes de
participación en torno a las prácticas amigables
con el medio ambiente mencionadas
anteriormente y otras como el reciclaje y la
compra de productos amigables con el medio
ambiente, los hogares de este conglomerado se
ubican en segundo lugar de participación; el
segundo es que el porcentaje de participación
de los hogares en actividades de ahorro de
energía se encuentra muy por debajo del
promedio registrado en la ciudad, así como los
porcentajes de los hogares de los otros
conglomerados, por lo que es posible exponer
que los hogares de este conglomerado tienen
una mediana actitud proambiental.
Los hogares de este conglomerado tienen un
pago por consumo de energía eléctrica bajo, no
obstante, muestran poco interés en el ahorro
energético y llevan a cabo pocas prácticas de
ahorro de energía, los resultados muestran que
en los hogares se llevan a cabo en promedio
diez prácticas que buscan el ahorro de energía
eléctrica, lo que significa que este es el
conglomerado en donde los hogares realizan
menos prácticas de ahorro de energía eléctrica.
El promedio de prácticas realizadas, ubica a
estos hogares debajo del promedio de la ciudad
y en último lugar a comparación de los otros
conglomerados.
La práctica más común es apagar las luces
cuando no se necesitan, mencionada en un 98%
de los hogares, le siguen, mantener cerradas
puertas y ventanas cuando el aire
acondicionado se encuentra en operación y
darle un mantenimiento anual mencionadas en
el 92% de los hogares, y la limpieza frecuente
de los filtros de los aparatos de aire
17 ISSN: 2594-1925
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acondicionado en el 88% de los hogares, lo cual
muestra la atención especial que el aire
acondicionado recibe.
También tienen gran mención otras prácticas
como: apagar los aparatos que no se encuentran en
uso en el 91% de los hogares; abrir poco el
refrigerador y guardar los alimentos fríos en el 84
y 82% de los hogares. Y finalmente, a excepción
de los focos ahorradores utilizados en el 81% de
los hogares, las prácticas que tienen relación con
la posesión de otros aparatos eficientes, paneles,
luminarias o calentadores solares, son las menos
mencionadas con un rango máximo del 2%.
A partir de lo anterior es posible observar la
atención hacia las prácticas relacionadas con el uso
del aire acondicionado, pero también es posible
observar el incremento en la importancia de las
prácticas relacionadas con otros aparatos como el
refrigerador, no obstante, los porcentajes de
participación de las distintas prácticas de ahorro
muestran que en este conglomerado se encuentran
los hogares que menos realizan actividades de
ahorro de energía eléctrica.
En el tema del aire acondicionado, 57% de los
hogares cuenta con aire acondicionado de ventana,
y 20% de los hogares cuentan con mini Split,
situación inversa a la encontrada en el primer
conglomerado. La forma en la que se utiliza el aire
acondicionado muestra que 44% de los hogares lo
operan con una temperatura por debajo de los
25°C, 37% de los hogares mantienen una
temperatura de operación en 25°C y 19% de los
hogares operan su aire acondicionado con una
temperatura por encima de los 25°C. En relación
con el tiempo de operación, el promedio es de 15
horas al día, por lo que son los hogares que menos
tiempo utilizan el aparato de aire acondicionado.
En el tema del interés por el ahorro de energía
eléctrica, los hogares de este conglomerado
comparten características de los hogares del
primer conglomerado en la cantidad de prácticas
que llevan a cabo, en el principal medio por el
cual se informan acerca de modos de ahorrar
energía, en el principal medio por el cual se
enteran acerca de su consumo, y en la cantidad
y nombre principal del programa de ahorro de
energía que conocen, sin embargo, existe un
mayor desconocimiento de su consumo
energético, porque el 82% de los hogares dicen
desconocerlo, y del mismo modo, solamente el
12% de los hogares reportan haber utilizado
alguno de los programas que promueven el
ahorro energético.
Tales resultados permiten exponer que, a pesar
de tener una mediana actitud proecológica, al
realizar la comparación con los hogares de los
otros conglomerados, estos son los que menos
acciones e interés muestran hacia el ahorro de
energía eléctrica, tal y como lo mostraba el
porcentaje de hogares que reportaban realizar
actividades de ahorro de energía, no obstante,
muestran un mejor manejo en torno a la
temperatura y tiempo de operación de los
aparatos de aire acondicionado.
Debido a las formas de consumo de energía
eléctrica de estos hogares, se registra que en
verano se paga en promedio $776.22 pesos y en
invierno $323.82 pesos, siendo los valores per
cápita de $295.88 pesos en verano y $122.39
pesos en invierno.
5.3 Estilo de vida 3
El tercer conglomerado es llamado
“Proecológicos” y se compone de 118 hogares
que representan el 43.2% de la muestra, son
hogares de tipo nuclear que cuentan con 4
integrantes que se clasifican principalmente
dentro de un nivel socioeconómico medio y
medio bajo.
En estos hogares se existe preocupación por los
problemas relacionados con la contaminación
del aire de la ciudad, pero, a diferencia de los
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conglomerados anteriores, se llevan a cabo cinco
prácticas amigables con el medio ambiente en
promedio, por lo que se ubica como el
conglomerado que muestra la mayor participación
en este aspecto, aún por encima del promedio
registrado en la ciudad.
Entre las prácticas amigables con el medio
ambiente que más se realizan, se encuentran, el
ahorro de energía eléctrica en 99% de los hogares,
el ahorro de agua en el 97% de los hogares y las
actividades de reciclaje en el 94% de los hogares,
además, es posible encontrar en este
conglomerado los hogares con los porcentajes más
altos de participación en cualquiera de las otras
prácticas amigables con el medio ambiente, como,
participación comunitaria en actividades en
proambientales, compra de productos amigables
con el medio ambiente y uso consciente del
automóvil en distancias cortas, incluso, los
hogares de este conglomerado cuentan con
porcentajes por encima de los promedios
registrados en la ciudad, como resultado, es
posible mencionar que los hogares pertenecientes
a este conglomerado tienen una elevada actitud
proambiental.
La forma en la que se utiliza la energía eléctrica en
los hogares, indica que se llevan a cabo once
prácticas de ahorro de energía en promedio, que
equivale a los promedios de la ciudad y del primer
conglomerado, no obstante, el 61% de los hogares
de este conglomerado sobrepasan estos promedios,
lo que se traduce en que en este conglomerado se
encuentran los hogares que llevan a cabo más
prácticas de ahorro de energía.
Tres de las principales prácticas de ahorro de
energía que se llevan a cabo en los hogares tienen
relación con el uso del aparato de refrigeración, las
cuales son: cerrar puertas y ventanas cuando el
aparato de aire acondicionado se encuentra
encendido, mencionada en el 100% de los hogares;
dar mantenimiento anual al aparato de aire
acondicionado mencionada en un 97% de los
hogares; y dar limpieza a los filtros del aparato
de aire acondicionado de manera frecuente,
mencionada en un 93% de los hogares.
Otras prácticas que se mencionan
frecuentemente son: apagar las luces cuando no
se requieren, mencionada en un 97% de los
hogares; apagar los aparatos eléctricos cuando
no están en uso, mencionada en un 92% de los
hogares; y otras relacionadas con el uso
racional de aparatos eléctricos que consumen
una gran cantidad de energía en el hogar como
la plancha, la lavadora y el microondas.
Las prácticas que se mencionan con menos
frecuencia en los hogares de este
conglomerado, son aquellas que se relacionan
con el uso y propiedad de aparatos eficientes,
paneles, luminarias o calentadores solares, a
excepción de los focos ahorradores que son
utilizados en el 85% de los hogares, sin
embargo, cabe mencionar que el porcentaje del
uso de paneles solares es el más alto respecto de
los conglomerados anteriores y del porcentaje
registrado en la ciudad.
Con base en lo anterior se observa que el
comportamiento en los hogares respecto de las
formas de uso de energía eléctrica es muy
similar a los conglomerados anteriores, sin
embargo, para este caso, existe una mayor
participación en prácticas de ahorro de energía
lo que convierte a los hogares de este
conglomerado en los más interesados en este
sentido.
Respecto a los aparatos de aire acondicionado,
46% de los hogares cuenta con aire
acondicionado de tipo mini Split, y 40% de los
hogares cuentan con refrigeración de ventana.
La forma en la que se utiliza el aire
acondicionado muestra que 43% de los hogares
lo operan con una temperatura por debajo de los
25°C recomendados, 38% de los hogares
mantienen una temperatura de operación en
19 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
25°C 19% de los hogares operan su aire
acondicionado con una temperatura por encima de
los 25°C. En referencia al tiempo de operación, el
aparato de aire acondicionado se mantiene
encendido un promedio de 16 horas al día. Si se
comparan los porcentajes mencionados
anteriormente con los porcentajes del primer
conglomerado y con los de la ciudad se puede decir
que la diferencia entre hogares de los
conglomerados radica en que el número de hogares
que utilizan el aire acondicionado con una
temperatura óptima o sobre la temperatura óptima
es mayor con excepción del segundo
conglomerado.
En el tema del interés por el ahorro de energía
eléctrica, los hogares de este conglomerado
comparten características con los hogares del
primer y segundo conglomerado respecto a la
cantidad de prácticas que realizan, en el principal
medio por el cual se informan acerca de modos de
ahorrar energía, en la principal forma en la que
conocen su consumo eléctrico y en la cantidad y
en el principal programa de ahorro de energía que
conocen. Sin embargo, en este caso 20% de los
hogares conocen su consumo de energía eléctrica
lo que los coloca en el segundo lugar en este
aspecto, pero al mismo tiempo muestran la mayor
participación en programas que promueven el
ahorro de energía, porque el 33% de los hogares al
menos han utilizado alguno.
Con lo anterior se sostiene que, aunque los hogares
de este conglomerado comparten características
similares con los otros en conocimiento, la
diferencia se encuentra en que en este
conglomerado se utilizan los programas que
promueven el ahorro de energía. Debido a las
formas de consumo de energía eléctrica de estos
hogares, se registra que en verano se paga en
promedio $1324.75 pesos y en invierno $615.93
pesos, siendo los valores per cápita de $360.47
pesos en verano y $170.71 pesos en invierno.
5.4 Comparativa entre los estilos de vida.
Junto a los resultados explicados por estilo de
vida, se obtienen las siguientes tablas
comparativas cuya finalidad es la de poder
visualizar y ampliar el análisis de la
información.
5.4.1 Los hogares de acuerdo al estilo de vida.
En la tabla 2 es posible observar que los hogares
que forman parte de los estilos de vida tienen
características similares en tanto los años de
residencia en Mexicali, el número de personas
por hogar y las horas que la vivienda se
encuentra ocupada durante el día.
Tabla 2. Características de los hogares por estilo de vida.
Promedio
Mínimo
Máximo
EV1
39
2
80
EV2
35
0
87
EV3
34
0
75
Total
36
0
87
EV1
4
1
8
EV2
3
1
6
EV3
4
1
7
Total
4
1
8
EV1
19
5
24
EV2
19
4
24
EV3
19
0
23
Total
19
0
24
Debido a esto, se comenta que no son
características que intervengan en la distinción
de cada estilo de vida, a su vez en la tabla 3 es
posible observar que la mayoría de los hogares
cuentan con una vivienda propia, lo cual
pudiera ser crucial al momento de elegir la
introducción de una cierta tecnología
relacionada con el ahorro de energía eléctrica a
la vivienda.
20 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
Tabla 3. Tipo de propiedad de las viviendas por estilo de vida.
Propia
Rentada
Prestada
EV1
58
89.20%
6
9.20%
1
1.50%
EV2
68
75.60%
16
17.80%
6
6.70%
EV3
106
89.80%
9
7.60%
3
2.50%
Total
232
85.00%
31
11.00%
10
4.00%
También se comparten características como el tipo
de hogar de acuerdo con la clasificación de INEGI,
en este aspecto se destaca que la mayoría de los
hogares son nucleares o ampliados, sin embargo,
en el estilo de vida 2 existe también presencia de
hogares unipersonales.
Cabe señalar también que el nivel de escolaridad
de los hogares si muestra una variación, ya que
para el estilo de vida 1 se tienen primaria y
universidad como principales niveles de estudio,
para el estilo de vida 2 se tiene primaria y
secundaria y finalmente para el estilo de vida 3
secundaria y universidad siendo también el estilo
de vida con mayor nivel de posgrado.
5.4.2 Las prácticas proambientales de acuerdo al
estilo de vida.
El total de prácticas proambientales que se llevan
a cabo por estilo de vida se encuentran expresadas
en la tabla 4, como se describió anteriormente de
manera individual, el estilo de vida 3 es el que
tiene una mayor participación en este tipo de
actividades, seguido del estilo de vida 2 y
finalmente el estilo de vida 1.
Tabla 4. Cantidad de prácticas proambientales por estilo de vida.
Prácticas
posibles
Prácticas
realizadas
Porcentaje
Prácticas
amigables
con el
medio
ambiente
EV1
390
199
51.00%
EV2
540
288
57.80%
EV3
708
627
88.60%
Total
1638
1138
69.50%
A partir de la tabla 5 se puede encontrar que
llevar a cabo prácticas relacionadas con el
ahorro de agua se mencionan continuamente en
los hogares analizados, seguido de prácticas
para el ahorro de energía eléctrica el cual se
lleva a cabo en un 84.2% de los hogares, no
obstante, el estilo de vida 2 muestra poca
preocupación por este aspecto ya que solamente
el 64% de los hogares mencionaron que
llevaban a cabo prácticas para ahorrar luz en su
vida diaria.
Tabla 5. Prácticas proambientales llevadas a cabo por estilo de
vida.
Número
de
hogares
Hogares
que
realizan la
practica
Porcentaje
Realiza
actividades
comunitarias
para el
cuidado del
medio
ambiente
EV1
65
17
26.20%
EV2
90
12
13.30%
EV3
118
77
65.30%
Total
273
106
38.80%
Realiza
actividades de
reciclaje
EV1
65
27
41.50%
EV2
90
41
45.60%
EV3
118
111
94.10%
Total
273
179
65.60%
Realizar
actividades de
ahorro agua
EV1
65
50
76.90%
EV2
90
82
91.10%
EV3
118
115
97.50%
Total
273
247
90.50%
Realiza
actividades
para ahorrar
luz
EV1
65
55
84.60%
EV2
90
58
64.40%
EV3
118
117
99.20%
Total
273
230
84.20%
Compra
productos
amigables con
el medio
ambiente
EV1
65
9
13.80%
EV2
90
21
23.30%
EV3
118
100
84.70%
Total
273
130
47.60%
La movilidad
amigable con
el medio
ambiente
EV1
65
41
63.10%
EV2
90
74
82.20%
EV3
118
107
90.70%
Total
273
222
81.30%
21 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
En este mismo sentido, también destaca que los
estilos de vida 1 y 2 tienen una baja participación
comunitaria en actividades para el cuidado del
medio ambiente, así como una escasa adquisición
de productos también amigables con el medio
ambiente.
5.4.3 Las prácticas de ahorro y consumo de
energía eléctrica de acuerdo al estilo de
vida.
Los porcentajes correspondientes al conjunto de
prácticas de ahorro y consumo de energía eléctrica
que son realizadas por cada estilo de vida pueden
ser observados en la tabla 6, estos muestran una
gran similitud, ya que todos los estilos de vida
realizan de forma positiva más de la mitad de las
prácticas que tienen a su alcance para ahorrar
energía eléctrica, no obstante, el estilo de vida
3 es el que tiene una mayor participación,
seguido del estilo de vida 1 y finalmente el
estilo de vida 2, por otra parte, estas prácticas
se pueden analizar a través de la tabla 7 en
donde se pueden encontrar los porcentajes de
participación de los estilos de vida en cada una
de ellas.
Tabla 6. Cantidad de prácticas de ahorro y de consumo de
energía eléctrica por estilo de vida.
Prácticas
posibles
Prácticas
realizadas
Porcentaje
Prácticas
de
ahorro
de
energía
eléctrica
EV1
1105
683
61.80%
EV2
1530
935
61.10%
EV3
2006
1335
66.60%
Total
4641
2953
63.60%
Según la información obtenida, apagar las luces
cuando no se necesitan, apagar los aparatos que
no se utilizan, guardar los alimentos ya fríos en
el refrigerador y contar con focos ahorradores
son las principales fuentes de ahorro de energía
eléctrica en los hogares, todas estas prácticas se
encuentran arriba del 80% de participación,
inclusive los estilos de vida muestran un
porcentaje muy parecido en ellas, sin embargo, el
rubro de las tecnologías eficientes y de uso de
energías alternas se encuentra con una
participación muy por debajo de las otras
prácticas, inclusive destaca que en ninguno de los
casos se encontró el uso de calentadores solares
de agua. También es notable que las prácticas
relacionadas con el mantenimiento de las
instalaciones eléctricas, el lavado y planchado de
la ropa y desconectar los aparatos que no se están
utilizando muestran una participación que ronda
entre el 60 y el 70%.
Algo también que se puede destacar es que en
cada estilo de vida se encontró el uso de prácticas
de ahorro de energía que no se consideraban
como tal a partir del instrumento utilizado para
recolectar la información, estas prácticas se
encuentran en la tabla 8, y muestran que existen
prácticas compartidas entre los estilos de vida,
pero en particular destacan el sellado de puertas
y ventanas, un uso consciente (incluso limitado)
de los aparatos de aire acondicionado, y la
preferencia por el ventilador.
22 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
Tabla 7. Prácticas de ahorro y consumo de energía eléctrica por estilo de vida.
No. de
hogares
Hogares que
realizan la practica
Porcentaje
Apagan las luces cuando no las necesitan
EV1
65
60
92.30%
EV2
90
82
91.10%
EV3
118
115
97.50%
Total
273
257
94.10%
Apagan los aparatos eléctricos cuando no los utilizan
EV1
65
54
83.10%
EV2
90
82
91.10%
EV3
118
109
92.40%
Total
273
245
89.70%
Desconectan los aparatos eléctricos cuando no los utilizan
EV1
65
36
55.40%
EV2
90
46
51.10%
EV3
118
76
64.40%
Total
273
158
57.90%
Le dan mantenimiento a los aparatos e instalaciones eléctricas
EV1
65
43
66.20%
EV2
90
57
63.30%
EV3
118
90
76.30%
Total
273
190
69.60%
Guarda los alimentos en el refrigerador cuando ya se han enfriado
EV1
65
53
81.50%
EV2
90
74
82.20%
EV3
118
101
85.60%
Total
273
228
83.50%
Abre la puerta del refrigerador lo menos posible y por poco tiempo
EV1
65
50
76.90%
EV2
90
76
84.40%
EV3
118
95
80.50%
Total
273
221
81.00%
Utilizan lo menos posible microondas, tostador y aspiradora
EV1
65
43
66.20%
EV2
90
60
66.70%
EV3
118
96
81.40%
Total
273
199
72.90%
Planchan la mayor cantidad de ropa en una sola vez
EV1
65
45
69.20%
EV2
90
62
68.90%
EV3
118
82
69.50%
Total
273
189
69.20%
Usan lavadora con cargas completas
EV1
65
45
69.20%
EV2
90
58
64.40%
EV3
118
90
76.30%
Total
273
193
70.70%
Cuentan con focos ahorradores en su vivienda
EV1
65
53
81.50%
EV2
90
73
81.10%
EV3
118
100
84.70%
Total
273
226
82.80%
Cuentan con calentador solar de agua en su vivienda
EV1
65
0
0.00%
EV2
90
0
0.00%
EV3
118
0
0.00%
Total
273
0
0.00%
Cuentan con Luminarias o paneles solares en su vivienda
EV1
65
6
9.20%
EV2
90
2
2.20%
EV3
118
13
11.00%
Total
273
21
7.70%
Cuentan con algún aparato ahorrador eléctrico
EV1
65
7
10.80%
EV2
90
1
1.10%
EV3
118
12
10.20%
Total
273
20
7.30%
Uso de calefacción en el hogar
EV1
65
10
15.40%
EV2
90
8
8.90%
EV3
118
10
8.50%
Total
273
28
10.30%
23 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
Tabla 8. Otras prácticas de ahorro de energía eléctrica por estilo de vida.
Número
de
hogares
Hogares que
realizan otras
prácticas
Porcentaje
Prácticas realizadas
EV1
65
7
10.80%
Encender únicamente el A/C de la habitación en uso, limitar el uso del
A/C
EV2
90
11
12.20%
Abrir las ventanas y las puertas, utilizar el patio de la vivienda en las
tardes, utilizar reductores de voltaje, utilizar el ventilador en lugar del
A/C, encender únicamente el A/C de la habitación en uso
EV3
118
14
11.90%
Sellar puertas y/o ventanas, encender únicamente el A/C de la
habitación en uso, refrescarse con agua, utilizar ventilador en lugar del
A/C
Total
273
32
11.70%
5.4.4 Los aparatos de aire acondicionado de
acuerdo al estilo de vida.
El tiempo de uso de los aparatos de aire
acondicionado de acuerdo con el estilo de vida se
expone en la tabla 9.
Tabla 9. Promedio de uso de aparatos de aire acondicionado
al día durante el verano.
Número de
hogares
Promedio de
horas
EV1
65
17.42
EV2
90
14.86
EV3
118
16
Total
273
15.96
El uso resulta similar en los tres estilos de vida,
incluso si se observa la tabla 10 se puede encontrar
que las actividades que involucran el
mantenimiento y la operación del aire
acondicionado también son similares.
Tabla 10. Prácticas de uso y mantenimiento del aire
acondicionado por estilo de vida.
Número
de
hogares
Hogares
que
realizan
la
práctica
Promedio
Le dan
mantenimiento
anual a sus
aparatos de
A/C
EV1
65
62
95.40%
EV2
90
83
92.20%
EV3
118
114
96.60%
Tota
l
273
259
94.90%
Limpian
periódicament
e los filtros del
A/C (al menos
2 veces al
mes)
EV1
65
55
84.60%
EV2
90
79
87.80%
EV3
118
110
93.20%
Tota
l
273
244
89.40%
Vigilan que
puertas y
ventanas se
encuentren
cerradas
cuando prende
el A/C
EV1
65
64
98.50%
EV2
90
83
92.20%
EV3
118
118
100.00%
Tota
l
273
265
97.10%
Pero lo anterior cambia cuando se hace
referencia al tipo de aire acondicionado que se
24 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
utiliza con mayor frecuencia por estilo de vida. En
particular, el estilo de vida 1 muestra una
preferencia por los mini Split, seguido de los aires
acondicionados de ventana y finalmente los aires
acondicionados de paquete. El estilo de vida 2
muestra que los hogares cuentan con aire
acondicionado de ventana principalmente, seguido
de los mini Split y es destacable que es el estilo de
vida donde se encuentra también el uso de coolers
y donde hay casos donde no utilizan ningún equipo
de climatización. En el caso del estilo de vida 3 se
prefieren los mini Split seguido de los aires
acondicionados de ventana.
Tabla 11. Tipo de aire acondicionado por estilo de vida.
EV1
EV2
EV3
Paquete
18
27.70%
11
12.20%
13
11.00%
42
Ventana
20
30.80%
51
56.70%
47
39.80%
118
Mini
Split
26
40.00%
18
20.00%
54
45.80%
98
Cooler
1
1.50%
8
8.90%
3
2.50%
12
No
tiene
0
0.00%
2
2.20%
1
0.80%
3
5.4.5 El interés y conocimiento del ahorro de
energía eléctrica de acuerdo al estilo de
vida.
Existen temas que fueron abordados en la
encuesta aplicada y que muestran el interés que
se tiene por conocer aspectos como el consumo
de energía eléctrica, y algunas otras estrategias
que promuevan el ahorro energético, aunque
esto no siempre es así.
En la tabla 12 se puede observar el gran
desconocimiento existente con relación al
consumo eléctrico en los hogares, se puede
decir que en muy pocos se está consciente de su
consumo eléctrico y a pesar de que existen
diversos medios por los que los hogares
reportan que se enteran de formas de ahorro y
de programas gubernamentales creados para
disminuir el consumo energético, (tabla 13 y
tabla 14) no se ve reflejado en la participación
de alguno de los programas como se observa en
la tabla 15.
Tabla 12. Principal medio por el que los hogares se informan sobre su consumo de energía eléctrica
Académico
Aparatos
Etiquetas
Medidor
Recibo
EV1
0
0.00%
1
1.50%
0
0.00%
0
0.00%
14
21.50%
EV2
0
0.00%
1
1.10%
5
5.60%
1
1.10%
9
10.00%
EV3
2
1.70%
2
1.70%
2
1.70%
2
1.70%
16
13.60%
Total
2
0.70%
4
1.50%
7
2.60%
3
1.10%
39
14.30%
25 ISSN: 2594-1925
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Tabla 13. Medios por los que los hogares se enteran de prácticas de ahorro de energía.
Tabla 14. Principales programas de ahorro energético conocidos en los hogares.
Tabla 15. Participación en programas de ahorro eléctrico.
Total de hogares
porcentaje
Uso de algún programa de ahorro
en el hogar
EV1
65
11
16.9%
EV2
90
11
12.2%
EV3
118
39
33.1%
Total
273
61
22.3%
EV1
EV2
EV3
Total
Hogares
65
90
118
273
Total de medios
mencionados
91
108
163
362
Promedio de medios
mencionados
1.4
1.2
1.37
1.32
Menciones
Menciones
Menciones
Menciones
T.V.
47
51.65%
62
57.41%
90
55.21%
199
54.97%
Folletos
14
15.38%
12
11.11%
18
11.04%
44
12.15%
Radio
9
9.89%
7
6.48%
14
8.59%
30
8.29%
Periódico
4
4.40%
8
7.41%
12
7.36%
24
6.63%
Internet
4
4.40%
1
0.93%
9
5.52%
3
3.87%
Recibo
2
2.20%
4
3.70%
3
1.84%
8
2.49%
Etiquetas
1
1.10%
1
0.93%
0
0.00%
2
0.55%
Social
10
10.99%
13
12.04%
17
10.43%
40
11.05%
EV1
EV2
EV3
Total
Hogares
65
90
118
273
Total de programas
mencionados
42
54
112
208
Promedio de
programas
mencionados
0.65
0.6
0.95
0.76
Menciones
Menciones
Menciones
Menciones
ASI
30
71.40%
35
64.80%
80
71.40%
199
69.70%
FIDE
5
11.90%
7
13.00%
12
10.70%
24
11.50%
FIPATERM
6
14.30%
8
14.80%
15
13.40%
29
13.90%
PAESE
0
0.00%
1
1.90%
0
0.00%
1
0.50%
Subsidio
1
2.40%
2
3.70%
3
2.70%
6
2.90%
Tarjetas de apoyo
0
0.00%
1
1.90%
2
1.80%
3
1.40%
26 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
A partir de los resultados obtenidos por
conglomerado se puede resumir el comportamiento de los estilos de vida en los
principales temas analizados. [Figura 2]
Figura 2. Comparativo de estilos de vida y lugar escalar (1 al 3) en el que se ubican conforme a los resultados presentados
Fuente: Elaboración propia.
Es posible visualizar la relación entre la actitud
proambiental, el ahorro de energía eléctrica y el
pago promedio por consumo de energía eléctrica
de los tres estilos de vida. [Figura 3]
El primer estilo de vida presenta una baja actitud
proambiental, lo que permite explicar las pocas
prácticas de ahorro de energía y por lo tanto un
elevado pago por consumo de energía eléctrica. El
segundo estilo de vida presenta un fenómeno
distinto, ya que a pesar de que cuenta con una
mediana actitud proambiental presenta pocas
prácticas de ahorro, sin embargo, el pago por
consumo de energía eléctrica es el menor de los
tres estilos de vida, lo que puede ser atribuido a que
es el estilo de vida donde la mayoría de los hogares
utilizan el aire acondicionado con una temperatura
igual o sobre la temperatura recomendada y
además utilizan menos tiempo el aire
acondicionado. El tercer estilo de vida muestra
predominantemente una actitud proambiental, un
alto número de prácticas de ahorro de energía en
los hogares y un consumo de energía eléctrica
medio.
Figura 3. Relación entre la actitud proambiental, el ahorro de
energía eléctrica y el pago promedio por consumo de energía
eléctrica por estilo de vida Fuente: Elaboración propia.
Es posible exponer que el eje rector en el
comportamiento referente al consumo de
energía eléctrica para la ciudad de Mexicali, es
el ahorro, ya que todos los hogares,
independientemente del estilo de vida al que
pertenezcan, llevan a cabo alguna práctica de
ahorro de energía eléctrica, ya sea a través de la
adquisición de algún aparato eficiente o de la
realización de una actividad, esto va de la mano
con las investigaciones revisadas anteriormente
en donde fue posible encontrar la presencia de
estas distintas formas de ahorro de energía
eléctrica.
27 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
En cada estilo de vida es posible distinguir una
actitud proecológica en mayor o menor grado, esta
actitud contribuye junto con el nivel
socioeconómico y la escolaridad a la generación de
comportamientos distintos respecto a las prácticas
de ahorro de energía que se realizan en los hogares,
la forma en la que se utilizan algunos aparatos
eléctricos y en el interés que los hogares muestran
por el tema.
Es posible explicar lo anterior a partir de la manera
en la que Bourdieu aborda los estilos de vida.
Partiendo de que cada estilo de vida es un sistema
de prácticas generadas, dotadas de sentido,
apreciadas y percibidas por acción del habitus, por
la acumulación de capital y por la posición de los
agentes en el campo social. Es posible decir que la
orientación de un estilo de vida a llevar o no a cabo
prácticas proecológicas es producto de la dinámica
habitus capital campo, en donde el gusto
interviene como el traductor de las elecciones en
signos calificados socialmente.
Con base en lo anterior es posible exponer que un
estilo de vida proecológico, entendido como aquel
orientado a realizar prácticas que participan del
cuidado del medio ambiente, se caracterizará
porque los agentes que forman parte de este estilo
de vida buscarán también realizar prácticas
orientadas hacia el ahorro de energía y mostrarán
un elevado interés por informarse acerca del tema.
Siguiendo la teoría social de Bourdieu, un hogar
que se encuentre orientado a llevar un estilo de
vida proecológico, que muestre una cierta
acumulación de capital y que tenga una
determinada posición en el campo social estará
predispuesto a realizar o no ciertas prácticas de
ahorro de energía y a buscar información al
respecto, por ejemplo, un hogar donde se posea
una elevada actitud proambiental, estará
mayormente predispuesto a llevar a cabo prácticas
de ahorro de energía, como apagar los focos que
no se utilicen, usar los aparatos eléctricos de
manera racional o a elegir una cierta clase de
aparato eléctrico al momento de comprar uno,
sin olvidar que en la decisión intervendrán
también la acumulación de capitales y la
posición que guarde respecto al campo social en
el que se le ubique. En cambio, un hogar que no
tenga una orientación proambiental,
difícilmente orientará sus prácticas hacia el
ahorro de energía, por ejemplo, al momento de
comprar un aparato, al usarlo o al darle
mantenimiento, o bien, al buscar información
acerca del tema del ahorro de energía, aunque
su acumulación de capital y la posición en el
campo social se lo permita.
6. Conclusiones
Como conclusión es posible exponer que, para
los hogares de la ciudad de Mexicali, B.C. el
tema del ahorro de energía eléctrica es de suma
importancia, esto se demuestra en la
participación que se observa en cada uno de los
estilos de vida. Se encontró que las prácticas
proambientales juegan un papel crucial en la
orientación de los estilos de vida hacia las
prácticas de ahorro de energía tal como
Bourdieu lo expone en su teoría. Es decir, las
prácticas proambientales en conjunto,
entendidas como una conducta proambiental,
orientan las prácticas de consumo de energía
eléctrica hacia el ahorro eléctrico.
El tipo y la cantidad de prácticas de ahorro de
energía eléctrica que se lleven a cabo en un
hogar variarán no sólo entre hogares con estilos
de vida diferentes, sino que también variarán
entre los hogares que comparten un mismo
estilo de vida. No obstante, a través de los
resultados obtenidos en este estudio, se
encontró que para el ahorro de energía eléctrica
en los hogares la conducta proecológica, junto
con el ingreso, - tal como lo plantea el trabajo
de Sández - es una variable importante a tomar
en cuenta ya que permite replantear algunos de
los esfuerzos de los programas de ahorro de
28 ISSN: 2594-1925
Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 5 (1): e206
energía con el fin de tener más alternativas para
promover el ahorro de energía eléctrica.
En el presente trabajo se pudo abordar solamente
la parte cuantitativa del estudio, principalmente
debido a la premura del tiempo, no obstante, queda
la posibilidad de, a partir de la teoría de Bourdieu,
continuar con la investigación indagando acerca de
la forma en la que se construyen estas prácticas
proambientales, de consumo y de ahorro de
energía eléctrica con el fin de encontrar su lógica
y utilizar este conocimiento para tratar de
comprender la forma en la que se realizan las
elecciones.
7. Reconocimiento de autoría
David Alejandro Becerril: Conceptualización;
Ideas; Metodología; Análisis formal;
Investigación; Recursos; Curación de Datos:
Escritura -Borrador original; Escritura: revisión
y edición; Administración de proyecto. Judith Ley
García: Conceptualización; Ideas; Metodología;
Recursos; Escritura: revisión y edición;
Supervisión.
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Derechos de Autor (c) 2022 David Alejandro Becerril, Judith Ley García.
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