Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 2 (3): 124-136.
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ISSN: 2594-1925
1. Introducción
El mundo en que habitamos ha sufrido diversos
cambios con el paso de los años de su existencia,
pero sin duda el cambio más notable y peligroso
en los últimos años es el deterioro de los recursos
naturales debido a la contaminación. Se le conoce
como contaminación a la agregación de agentes
externos a un medio, causando daños o poniendo
en peligro el bienestar de los seres vivos del
entorno. [1] La mayoría de la contaminación ya
sea orgánica o inorgánica del medio ambiente
tiene como destino final cuerpos de agua. Las
principales fuentes de contaminación en las
grandes ciudades son derivadas de la actividad
industrial, las cuales añaden al agua residual
subproductos de los procesos necesarios para la
elaboración de sus productos o servicios. [2]
La contaminación del agua es un problema grave
en la ciudad de Tijuana, además que se le suma la
escasez del recurso hídrico debido a la
sobrepoblación que va en constante aumento por
el flujo migratorio del sur de la República
Mexicana y del sur del continente.
Lamentablemente la ciudad cuenta con un uso
restringido de agua la cual es abastecida por la
presa Abelardo Rodríguez. Una alternativa latente
es el agua de reúso, la cual ya está implementada
en la ciudad, con poca aceptación por parte de la
población. El proyecto más conocido en la ciudad
es el de Agua Morada, el cual recibe este nombre
debido al color de la tubería de descarga de color
Morado. [3] El agua de reúso del proyecto Morado
cumple con la NOM-003-SEMARNAT-1997 la
cual regula la calidad del agua de reúso en las
formas de contacto directo e indirecto con el ser
humano; sin embargo, el alcance de esta agua es
solo para su uso industrial, en la construcción o
para irrigación. En Tijuana del 100% del agua
tratada solo el 21.3% cumple con las
características del proyecto Morado, del cual sólo
el 30% se rehúsa. [4]
Sin duda, la importancia y aceptación del agua de
reúso es muy pobre. Por lo que en los últimos años
surge un interés por encontrar nuevas alternativas
para el tratamiento de agua que mejore la calidad
de la misma, ampliando su aplicación. Además de
que sea una alternativa económica y amigable con
el ambiente. Debido al gran número de industrias
en la ciudad una buena alternativa es aplicar un
tratamiento eficiente en la eliminación de metales
pesados en los desechos hídricos de las mismas
antes de su liberación al alcantarillado, esto
aseguraría un aligeramiento considerable de carga
inorgánica al agua residual, la cual será tratada
posteriormente. Para la industria es de suma
importancia este aspecto, puesto que el agua que
drenan en los alcantarillados debe tener ciertas
características según la NOM-001-ECOL-1996,
para ello se puede aprovechar este tratamiento
previo para eliminar el contenido metálico. [4]
En la literatura se encuentra reportado el estudio
de nuevos materiales que eliminan selectivamente
contenido metálico. Los sensores químicos son
capaces de detectar y eliminar metales pesados
presentes en el agua. De forma general, haciendo
referencia al significado del término “sensor”, se
puede decir que un sensor para especies químicas
es un dispositivo de transducción de la magnitud
de un fenómeno químico que está ocurriendo en
su entorno en una señal física medible,
proporcionando de forma directa, continua y
reversible, información química de su entorno. En
particular, un sensor químico está formado de dos
partes, un elemento de reconocimiento molecular
que interactúa selectivamente con un determinado
componente de la muestra y un elemento
instrumental formado por un transductor el cual
transforma la señal producida cuando reconoce la
molécula en una propiedad observable. El
transductor convierte las señales primarias de
reconocimiento en señales secundarias de campo
eléctrico. [5] [6]