1. Introducción
Los plásticos presentan un rol importante en la vida cotidiana de
las personas, incorporando avances tecnológicos y mejorando la
calidad de vida, esto se debe a su costo bajo de producción, fácil
fabricación y de ser livianos [1]. La producción mundial de
plásticos en el año 2016 alcanzó 335 millones de toneladas,
aumentado un 3.9% en comparación al año 2015. La demanda de
plásticos a nivel mundial en 2012 ha sido de 211 millones de
toneladas; el 37% corresponde a polietileno de alta densidad y
polietileno de baja densidad. En México la producción de
polietileno de alta densidad ha sido de 43 mil toneladas en 2017
[2, 3]. Solo una fracción pequeña de los productos plásticos se
recicla, una cantidad aproximada de 13 millones de toneladas al
año se vierte a océanos ocasionando daños a la biodiversidad,
economía y potencialmente a la salud humana; el resto termina
en vertederos o basureros como residuos sólidos urbanos (RSU)
[4].
México alcanzó en 2015, una generación de 53.1 millones de
toneladas de RSU, representando un aumento de 61.2% con
respecto a 2003, donde el 10.9% de la composición general de los
RSU, corresponden a productos plásticos [5, 6]. La
contaminación por plásticos hoy en día representa un problema
social y ambiental. Existen diferentes técnicas reportadas en la
literatura especializada, tales como gasificación, tratamientos
químicos, tratamientos térmicos, craqueo catalítico, entre otros
para el reciclaje, reutilización y recuperación de productos
plásticos. El enfoque principal se ha basado en aplicar
tratamientos adecuados donde podemos obtener nuevos
polímeros, fracciones líquidas de hidrocarburos y gases que
pueden ser utilizados como combustibles alternativos [7, 8]. La
pirólisis catalítica ha sido propuesta como tratamiento viable
parte del reciclaje químico (reciclaje terciario), la cual consiste en
descomposición térmica en ausencia de oxígeno y presencia de
un catalizador que mejora la conversión y la pureza de un
producto combustible que se obtiene a temperaturas
considerablemente más bajas [9]. Abbas et al. [10] llevaron a
cabo la pirólisis de PEAD en un reactor autoclave de acero
inoxidable de 750 cm
3
, con una temperatura que oscila de 470 a
495 °C y tiempos de reacción de hasta 90 minutos. La condición
de craqueo óptima para PEAD que maximizó el rendimiento de
aceite a 70% p/p (p: peso) se ha evaluado a 480°C y 20 minutos
de tiempo de reacción. Los resultados mostraron que, a mayor
temperatura y tiempos de reacción más largos, hay mayor
producción de gas y coque. Kumar et al. [11] utilizaron PEAD
“virgen” en un reactor sencillo de pirólisis, con el objetivo de
optimizar el rendimiento de productos líquidos en un rango de
temperatura de 400 a 550 °C. La composición del aceite pirolítico
se analizó por GC/MS, encontrado compuestos con cadenas de
carbonos de C
5
−C
11
, con propiedades cercanas a la mezcla de
productos de petróleo. Por otro lado, Sogancioglu et al. [12]
realizaron un estudio que ofrece un enfoque de recuperación de
plásticos, llevando a cabo pirólisis de PEAD y PEBD en un
intervalo de temperatura de 300 a 700 °C dentro de un reactor
vertical de cromo, obteniendo fracciones líquidas, gaseosas y
sólidas (conocido como char) utilizado como aditivo para la
producción de epóxidos.
La finalidad principal de este trabajo es realizar la
descomposición del polietileno de alta densidad por medio de
pirólisis catalítica, utilizando el catalizador alfa óxido de
plomo α‒PbO en un equipo sencillo tipo destilación. Las
ventajas que se presenta con respecto a los trabajos ya
reportados, son el uso de un sistema sencillo de bajo costo
para para la síntesis de hidrocarburos y la disminución del
costo energético, debido a que la temperatura del tratamiento
es más baja que las reportadas por algunos autores [10–12].
El material catalítico se identificó por difracción de rayos–X
(XRD, por sus siglas en inglés), espectroscopia por dispersión
de energía (EDS, por sus siglas en inglés) y microscopia
electrónica de barrido (SEM, por sus siglas en inglés).
Asimismo, los productos se analizaron por espectroscopia de
radiación infrarrojo con transformada de Fourier (FT-IR, por
sus siglas en inglés), cromatografía de gases y espectroscopia
de masas (GC/MS por sus siglas en inglés).
2. Metodología
2.1. Síntesis de óxido de plomo
El plomo residual proveniente de las terminales de las baterías
ácidas y el ácido nítrico HNO
3
concentrado son utilizados
para la síntesis de nitrato de plomo Pb(NO
3
)
2
, el mismo que
es un precursor del óxido de plomo. La síntesis se realizó
pesando una cantidad de 23.7225 g (0.0716 moles) de
Pb(NO
3
)
2
, y se virtió a una canoa de porcelana.
Posteriormente, la canoa y su contenido se colocó en el
interior de un tubo de cuarzo cuya longitud es de 90 cm y un
diámetro de 2.5 cm, que se encuentra a su vez dentro de un
horno eléctrico en posición horizontal marca Thermo
Scientific, modelo Lindberg/Blue M Mini-Mite Tubek
Furnaces TF55035C-1. La canoa junto con su contenido se
sometió a un tratamiento térmico de 550 °C durante una hora
en cada experimento con un flujo de aire a 60 cm
3
/min.
2.2. Actividad catalítica
Se evalúa la actividad catalítica del alfa óxido de plomo
(α−PbO) sintetizado en este trabajo. En un sistema de
destilación simple se deposita la mezcla de PEAD y α−PbO
al 20%, la reacción se lleva a cabo a 390 °C durante 1 hora
para la producción de hidrocarburos líquidos en el intervalo
de C
6
–C
10
.
2.3. Técnicas de caracterización
La técnica por XRD se utilizó para identificar la fase
cristalográfica de α−PbO, por medio de un difractómetro
marca Phillips, modelo con radiación Cu
Kα
(40 kV, 30 mA)
con λ = 0.15405 nm. Así mismo, se determinó el tamaño de
cristal con la ecuación de Scherrer [13] usando el pico (101),
por ser el de mayor intensidad. La identificación de la fase
cristalina se corroboró utilizando la base de datos JCPDS-
ICCD. La estructura morfológica y la composición elemental
de las partículas se estudiaron por SEM con un microscopio
marca JEOL modelo JSM 5300, acoplado a un detector de
EDS marca Thermo Fisher Scientific modelo Super Dry II.
Para la determinación del tamaño promedio de partícula