incluyendo la correcta y ordenada gestión de
activos y pasivos intangibles impulsados por el
dinámico cambio en la realidad de sus diversos
entornos y las expectativas futuras de las
empresas [14].
Por su parte, las decisiones de inversión clásica
(DIC), se basan principalmente en parámetros
como: tipo de inversión, cuantía, costos
estimados, flujos de caja, beneficios esperados,
tasas de descuento, horizonte comercial de
repago, fondeo de la operación y la tangibilidad
de la inversión [15, 16].
Mientras en un enfoque de decisión de inversión
contemporáneo se incluyen nuevos factores que
apoyan mayoritariamente la inmaterialidad como
son: perfil del apetito de riesgo del inversor,
tablero de riesgo, analítica de datos, tolerancia a
la pérdida, edad del inversor, condición social,
acceso, formulación de estrategia sofisticadas,
capital intelectual y la proyección del “net
working”, los cuales abren nuevas opciones para
considerar la inversión más intensiva hacia el
activo intangible [14] y actualmente, previo a la
inversión, los especialistas, incluyen aspectos
como pruebas de riesgo: “stress testing”, “back
testing”, tensión, eventos extremos, entre otros.
Por otra parte, está presente el concepto de
pasivos intangibles (PI), asociados a aspectos de
origen interno o externo de la organización, que
pueden atraer experiencias negativas, incluso los
antivalores, podrían exponer a la empresa a
pérdidas económicas, o a incrementar la
frecuencia o la severidad de perturbaciones y por
ende provocar malos resultados [17].
Estos pasivos intangibles, de acuerdo con el
investigador, son reconocibles y diferenciables,
cuando permanecen al menos durante dos
semestres en las evaluaciones, siendo
identificados por tener las características de ser
continuos y sostenidos en el tiempo, no
transitorios, por lo cual se diferencian de
debilidades de control operativo, dado que sus
efectos son de expansión sistemática a otras
áreas, complejos de diversificar y sus efectos
negativos son de largo plazo.
Entonces, entiéndase por pasivo intangible (PI),
la responsabilidad u obligación de las empresas
de transferir recursos económicos o proporcionar
servicios a otras entidades a futuro, a
consecuencia de las malas decisiones. Estos
factores podrían eventualmente ser parte de las
causas u orígenes de aspectos como el
debilitamiento y/o la destrucción de valor o de la
pérdida de competitividad comercial de tipo
parcial o total en las organizaciones [18], algunos
orígenes pueden ser, piratería de datos, daños a
sistemas, pérdida de información, suministro de
datos incorrectos o incompletos, ignorar opinión
de expertos, o incluso malas decisiones asociadas
a espionaje industrial, o generación de réplicas,
entre otros.
Otros pasivos intangibles [17] son: debilidad en
los procesos de planeación estratégica,
investigación y desarrollo inadecuado, procesos
obsoletos de fabricación, carencia de desarrollo
de nuevos productos, inadecuada localización,
baja calidad del producto, escaso compromiso y
confianza de proveedores, mala comunicación
con clientes potenciales, inadecuados canales de
distribución, entre otros.
En este sentido, siete expertos consultados,
convergen en la importancia de identificar alertas
tempranas de precondiciones que podrían
propiciar la aparición del pasivo intangible, entre
las que se indican: ausencia de due diligence o
compliance, situaciones tecnológicas
desfavorables e inesperadas, información falsa o
incompleta de productos y servicios, nula
jerarquización de las decisiones, obsolescencia
en procesos de producción, mala comunicación
interna, poca o nula versatilidad.
Así las cosas, la presencia de estos pasivos
intangibles y ciertas precondiciones en la
organización pueden generar, diversas