Revista de Ciencias Tecnológicas (RECIT). Volumen 4 (3): 245-255
246 ISSN: 2594-1925
1.- Introducción
Gases como el hidrógeno, helio, metano, gas
natural y otros, juegan un importante papel en la
sustitución de los hidrocarburos, los cuales al ser
recursos energéticos fósiles se consideran no
renovables y están sujetos al agotamiento, para
determinar esto se utiliza el indicador de
agotamiento de las reservas de hidrocarburos,
conocido técnicamente como el coeficiente de
reservas totales-producción [1], cuyo propósito
es medir el número de años que podrían rendir las
reservas de hidrocarburos estimadas de un país
de acuerdo al nivel de explotación de un año
dado. Además, el gas natural resulta el
combustible más económico en términos de
energía entregada en la caldera, lo que implica
que el costo de generación de vapor, donde el
combustible incide más del 80% se reduce
utilizando gas [1].
El gas natural produce una mejor combustión,
gracias a que, al estar en estado molecular, sus
componentes reaccionan de forma más completa
con las moléculas de oxígeno. Se produce una
combustión más eficiente porque requiere menos
exceso de aire en el quemador, lo que, a su vez,
produce menos y otras partículas
contaminantes. Lo anterior sucede debido a que
los quemadores de gas natural no requieren de
vapor, como sí lo requieren los combustibles
líquidos y esto no solo reduce el costo de la
demanda de vapor o electricidad para comprimir
el aire, sino que resulta en una ventaja para el
cumplimiento de normas sobre los límites
máximos permisibles de emisiones de gas
invernadero y partículas en suspensión en el
ambiente.
Tenemos el ejemplo de la Comisión Federal de
Electricidad en donde a través de la reforma
energética espera disminuir en un 90% el uso de
hidrocarburos mediante el impulso del uso del
gas natural en centrales de generación donde
establecen también que es tres veces más barato
y 68% menos contaminante [2].
Por esta razón, la medición de flujo de gases está
cobrando gran relevancia a nivel mundial, ya que
hoy en día, se pierden millones de dólares por
incertidumbre en la medición de flujo de gases
con dispositivos subsónicos (Ma ≤ 0,3) [3]. Los
instrumentos subsónicos que suelen utilizarse
para la medición de gases son el tubo Venturi,
rotámetro, molinete, placa de orificio, etc.
Estos dispositivos cuentan con un rango de
incertidumbre de 0,3 al 3% [4], con esta
incertidumbre, se tiene una baja calidad en la
medición. Por esta razón, laboratorios de
metrología como el NIST (E.U), PTB
(Alemania), KRISS (Corea), INMETRO
(Brasil), CENAM (México), etc., han
desarrollado investigaciones en elementos de
medición de flujo crítico (Ma= 1). Estos
medidores son conocidos como toberas y micro
toberas (critical flow nozzles), donde el rango de
incertidumbre de estos dispositivos oscila entre el
0,03 y 0,3% [4]. Existe una ventaja notable de
los medidores de flujo crítico sobre los
medidores subsónicos los cual los hace ser
elementos óptimos en la medición de flujo de gas,
así como también pueden ser utilizados como
patrón secundario en la calibración de medidores
subsónicos.
Existen dos maneras principales para calibrar
toberas de flujo crítico, una de ellas es por medio
de modelos numéricos, estos se componen de
ecuaciones que se expresan como ecuaciones
diferenciales parciales as cuales describen la
evolución futura de las diferentes variables
relevantes en función de los valores de las
distintas variables en el presente. En el caso
particular de la NORMA ISO 9300 y su modelo
numérico, el coeficiente de descarga Cd el cual
depende principalmente de la forma de la tobera